Este artículo se publicó hace 14 años.
La derecha 'ultra' enturbia la fiesta del 12 de Octubre
Quinto año consecutivo en que el presidente es recibido así en el desfile militar
Los gritos de "¡Zapatero, dimisión!" y "¡Fuera, fuera!" a ambos lados de la tribuna de autoridades que presidían los reyes en la plaza de Lima, en Madrid, marcaron un año más el desfile del 12 de Octubre. Y con esta van seis con pitadas. Los responsables, según el Ministerio de Defensa, fueron pequeños grupos, "colocados estratégicamente" y en puntos "muy localizados y muy concretos" del recorrido .
Pasadas las 10.00 horas, con apenas autoridades en los palcos, se escucharon tímidamente los primeros silbidos. Después, sonaron en estéreo y de forma sincronizada, los abucheos al presidente en tres momentos concretos. Al inicio, cuando por megafonía se informó al público de que José Luis Rodríguez Zapatero iba a recibir a la familia real. Luego, en el momento más emotivo y silencioso de la parada, cuando el rey, acompañado del presidente y los familiares de los caídos, homenajeó a los militares y guardias civiles fallecidos en este último año. Y, por último, en la despedida, cuando las autoridades se dispersaban camino a la recepción oficial en el Palacio Real.
El presidente restó importancia a los gritos: "Forma parte del guión"
Una vez allí, el presidente restó importancia a los pitidos: "Forman parte del guión", dijo. Sin embargo, las críticas se sucedieron. El rey Juan Carlos y el príncipe de Asturias lamentaron los hechos. Este último, señaló que se ha convertido en "algo recurrente" cada 12 de Octubre. En las filas socialistas, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, calificó de "lamentables" los abucheos, que atribuyó a un intento de la "extrema derecha" por apropiarse de la fiesta del 12 de Octubre.
El portavoz socialista de Defensa en el Congreso, Jesús Cuadrado, señaló que estos grupos demostraron ayer "una actitud miserable". No sólo por los silbidos sino por aprovechar el silencio del homenaje a las víctimas para subir el tono de "sus griteríos". Algunos militares y familiares de los fallecidos homenajeados expresaron su malestar porque "los pitos se intensificasen en un momento tan íntimo", señalaron fuentes de la organización del desfile. Por su parte, las Juventudes Socialistas de Madrid (JSM) denunciaron en un comunicado la llamada de "las Nuevas Generaciones del PP de Madrid" para "abuchear al presidente a través de la red social twitter". En la misma línea, los organizadores subrayaron que los grupos "estaban perfectamente organizados, como demuestra que fueron convocados por facebook, twitter y también a través de sms".
Los conservadores, sin embargo, obviaron censurar lo ocurrido. Ningún miembro de la dirección nacional del PP rechazó públicamente este comportamiento. Ni siquiera el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que el año pasado expresó su malestar. Reciente aún la polémica que mantuvo con Zapatero a cuenta de la financiación del ayuntamiento y en la que llamó al líder del PSOE "mentiroso" y "envidioso", los dos hablaron del asunto antes de que comenzase el desfile.
La pitada se gestó en "facebook, twitter y sms", según los organizadores
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dio cuenta de la discusión entre el presidente y el alcalde en la recepción oficial en el Palacio Real. Aguirre, que siguió el desfile al lado del president de la Generalitat, José Montilla, lamentó la distancia de la tribuna de autoridades respecto al público. Y sugirió que la organización lo había hecho así para evitar los abucheos a Zapatero. Según reveló a la Cadena Ser el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, la presidenta madrileña defendió las críticas atendiendo a la libertad de expresión.
Sin bandera venezolanaLa parada militar fue más corta que otros años. No llegó a las dos horas. Y por el paseo de la Castellana desfilaron menos efectivos, algo más de 3.000 frente a los 4.200 de 2009; y también menos vehículos y aeronaves.
La nota discordante fue la ausencia de la bandera de Venezuela. Este año se había invitado a nueve naciones iberoamericanas a participar en el desfile con motivo de su bicentenario de la independencia. Sin embargo, el estandarte venezolano no recorrió el paseo de la Castellana para sorpresa de los presentes, incluido el presidente y el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Tras una semana marcada por la tensión entre Venezuela y España por el supuesto entrenamiento de miembros de ETA en el país iberoamericano, la ausencia fue interpretada como una reacción aldesencuentro. El embajador venezolano en España, Isaías Rodríguez, explicó en un comunicado que se había informado "con suficiente anticipación" de los "imponderables" por los que no acudirían al desfile. Desde Defensa, sin embargo, sostuvieron que no tuvieron la confirmación hasta ayer por la mañana, una hora antes de la parada militar. La razón esgrimida, informaron fuentes del ministerio, fue que el encargado de portar la bandera "había sufrido una indisposición".
Aunque el embajador subrayó que las "relaciones entre Venezuela y España nunca han sido mejores", lo cierto es que no acudió a la recepción oficial. Y a más de uno le sorprendió que no hubiese otro militar para llevar la bandera.
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