Este artículo se publicó hace 15 años.
La decadencia de Lisboa y Oporto concentra la pugna electoral en Portugal
La decadencia de las dos mayores ciudades de Portugal, Lisboa y Oporto, con sus áreas emblemáticas cada vez más despobladas y llenas de edificios ruinosos, concentran la pugna electoral para los comicios municipales de hoy.
Viviendas a bajo precio, ayudas para rehabilitar edificios abandonados e inversiones en grandes infraestructuras son algunas de las promesas con las que los principales partidos lusos se disputan los dos bastiones más deseados del poder municipal, aunque vota en ellos menos del 10 por ciento de los 9,3 millones de electores.
El corazón de las dos grandes urbes de Portugal, que con sus cinturones de ciudades dormitorio suman el doble de habitantes, pierde población desde hace décadas, entre otras razones, por los precios de sus apartamentos, que salvo los más destartalados, resultan desorbitados para los jóvenes.
La capital lusa ha perdido 250.000 habitantes en tres décadas, hasta situarse en los 564.000 actuales, y Oporto cuenta con 263.000 al registrar un decrecimiento del 13% en 20 años.
Frente a la decadencia poblacional de ambas urbes, que no obstante congestionan cada día cerca de un millón de trabajadores procedentes de municipios cercanos, destaca la pujanza de Almada, y Sintra -próximas a Lisboa- o Vila Nova de Gaia -pegada a Oporto-, que compiten ya en población con sus hermanas mayores.
Parar la hemorragia demográfica en sus ciudades más emblemáticas se ha convertido en uno de los desafíos de los cinco principales partidos portugueses que compiten en la carrera electoral para hacerse con el poder en los 308 municipios lusos.
El Partido Socialista (PS) y el conservador Social Demócrata (PSD), que se alternan en el poder en Portugal desde la instauración de la democracia en 1974, proponen distintos modelos para rescatar los dos centros neurálgicos del país, cuyo deterioro perjudica la imagen ante los cada vez más importantes recursos del turismo.
Pedro Santana Lopes, que lidera "Lisboa con Sentido" -coalición compuesta por el PSD, el democristiano Centro Democrático y Social/Partido Popular (CDS-PP) y otros dos partidos-, apuesta por un poder local que intervenga como "regulador del mercado inmobiliario" para corregir los altos precios de las viviendas.
El dirigente socialdemócrata, antiguo primer ministro portugués (2004) y ex regidor de la capital entre 2001 y 2004, propugna por la adopción de una política fiscal más favorable a la inversión en rehabilitación y adquisición de viviendas en barrios históricos.
La Baixa, Bairro Alto, Alfama o Campo de Ourique están catalogadas como zonas lisboetas de gran valor cívico, arquitectónico y turístico, pero la mayoría de sus edificios languidecen desde hace tiempo por falta de moradores.
Según datos del pasado año, Lisboa, con cerca de 60.000 edificios en total, contabiliza 4.600 predios abandonados en los que podrían vivir más de 25.000 personas.
El actual alcalde de la ciudad, el socialista Antonio Costa, que arrebató el poder al PSD hace dos años en elecciones anticipadas por un caso de corrupción inmobiliaria, aboga por otorgar más poder a las "freguesías", o parroquias en las que se divide la ciudad, para facilitar acciones municipales que dinamicen los barrios antiguos.
La campaña ha arrojado también una preocupación común a todos: la emigración masiva de los jóvenes hacia la periferia que ha provocado el galopante envejecimiento poblacional de las dos urbes y el aumento del número de personas que solo vienen a trabajar.
Oporto, considerado uno de los mayores centros industriales de la Península Ibérica, padece sensiblemente estos efectos y el socialdemócrata Rui Río pretende sanear el centro y recuperar las viviendas en mal estado, aunque hasta ahora no lo ha logrado en los dos mandatos que ya acumula como alcalde.
Su principal contrincante, la socialista Elisa Ferreira, subraya la mucha gente que trabaja en Oporto pero elige no vivir en ella y promueve un plan de casas "low-cost", de bajo precio para atraer, sobre todo, a jóvenes y familias nuevas.
Pese a la guerra de ofertas electorales y al poco éxito de las medidas de rescate urbano emprendidas hasta ahora, las encuestas de voto en Lisboa y Oporto, apuntan a que sus respectivos alcaldes del PS y el PSD se mantendrán en el poder con cómodas mayorías.
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