Este artículo se publicó hace 13 años.
Débil nivel de respuesta de los donantes en favor de Haití inquieta a la ONU
El débil nivel de respuesta de los donantes internacionales en favor de Haití preocupa a la ONU, que hoy destacó la difícil situación humanitaria del país, sumido en una doble crisis tras el devastador terremoto de 2010 y los estragos de una epidemia de cólera que ha matado a más de 6.000 personas.
La secretaria general adjunta de las Naciones Unidas para asuntos Humanitarios y Coordinadora de Socorro de Urgencia, Valerie Amos, expresó su inquietud ante ese escasa respuesta a los llamamientos para atender a la población haitiana en situación vulnerable.
En una rueda de prensa, declaró que está "inquieta" al ver que hasta ahora sólo se ha conseguido la mitad de los 382 millones de dólares buscados para fines humanitarios.
"Necesitamos más esfuerzos de los donantes", manifestó, al tiempo que indicó que se compromete a "mantener a Haití en la agenda humanitaria".
Para eso, remarcó, es necesario "un compromiso serio" para seguir ayudando a las personas damnificadas del terremoto de enero del 2010.
La secretaria general adjunta de las Naciones Unidas para asuntos humanitarios llegó ayer a Haití, donde su agenda incluye encuentros con el presidente, Michel Martelly, así como con desplazados del seísmo y funcionarios humanitarios, incluido el responsable de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, en inglés) en la empobrecida nación, Nigel Fisher.
"La comunidad humanitaria hizo una labor considerable para la supervivencia de la población de Haití", estimó. "Hay avances, pero hay muchas cosas que hacer", agregó.
Mostró mucha preocupación por las 25.000 personas que viven en el campamento Acra, en el sector de Delmas (norte de la capital), donde la situación es "difícil" y las personas quieren abandonar el lugar "porque su situación no es buena", indicó.
Tras el terremoto de enero de 2010, proliferaron por Puerto Príncipe y las principales ciudades afectadas cientos de vulnerables campamentos hechos con tiendas de campaña y lonas donde se refugiaron más de un millón de desplazados por la catástrofe.
En la actualidad, son cerca de 600.000 las personas que siguen en 900 campamentos de estas características y, según la ONU, la población que vive en ellos ha descendido un 61 por ciento desde julio del pasado año.
Amos mencionó dificultades para el acceso al agua potable, la eliminación de las basuras y excrementos y de saneamiento general, y reportó que muchas mujeres dicen que están sometidas a una situación de inseguridad y violencia.
En el ámbito general, subrayó la fuerte vulnerabilidad del país al cólera, que ya ha matado a más de 6.334 personas desde octubre de 2010.
"El país es muy vulnerable, principalmente al cólera (...) -dijo- necesitamos más facilidades en términos de procesamiento de las materiales fecales para el control" de la enfermedad.
La alta funcionaria de ONU destacó ciertos progresos en la situación de Haití desde que se produjo el terremoto, que dejó 300.000 muertos y 1,5 millones de personas desplazadas.
Subrayó también que la comunidad humanitaria ayudó en la evaluación del estado en que quedaron 400.000 casas después del sismo y construyó 95.000 albergues transitorios.
Reconoció problemas de propiedad de la tierra que dificultan las operaciones humanitarias y la existencia de desalojos forzosos, un asunto que trató con el presidente del país, Michel Martelly, quien se "expresa contra los desalojos forzosos", aseguró.
"Somos proactivos con el trabajo del Gobierno para que la gente pueda dejar los campamentos de manera digna", aseguró.
El problema de los desalojos forzosos es denunciado por el Colectivo de Organizaciones para la Defensa del Derecho a la Vivienda, que pide respeto por el derecho a la vivienda.
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