Este artículo se publicó hace 14 años.
"Deben ser los ciudadanos y no los mercados los que dirijan"
Nicolás Sartorius. Fundador de CCOO y ex diputado. Defiende una nueva gobernanza global, que no esté dirigida por los mercados, para frenar las desigualdades sociales y la destrucción del medio ambiente
Nicolás Sartorius ha coordinado, desde la Fundación Alternativas, a un grupo de expertos que plantean medidas distintas a las que están tomando los Gobiernos para lograr una gobernanza global desde una visión progresista.
Nicolás Sartorius (Madrid, 1938), ex diputado por el PCE e IU y cofundador de Comisiones Obreras, uno de los diez condenados durante la dictadura franquista en el Proceso 1001, junto con Marcelino Camacho y otros ocho miembros de CCOO, reclama un cambio en la globalización que conduzca a "un mundo más equitativo, sostenible y democrático. Porque ha crecido la riqueza pero está repartida de manera inasumible, y con la crisis hemos retrocedido". Si los mercados actúan de forma global, las decisiones de un país solo no bastan. "Este modelo de globalización está dirigido por fuerzas que no han sido elegidas ni responden a los intereses de la gente. Uno de los ejes centrales de nuestra propuesta de globalización es que el proceso lo tienen que dirigir las fuerzas políticas, los Estados, los ciudadanos y no los mercados. Eso es lo que no está ocurriendo. Ha habido un capitalismo que ha fracasado y nos ha llevado a la situación actual porque a partir de los años noventa, con el Consenso de Washington, se ha funcionado sin control y sin reglas, con ausencia del poder político".
"Sin impuestos globales no habrá solución a las necesidades de educación o sanidad"
El rescate de Irlanda ha demostrado la fragilidad de una desregulación que basa su atractivo en las rebajas fiscales. Frente a ello, Sartorius defiende que "si no hay impuestos globales no habrá solución a las necesidades globales de educación, sanidad, medio ambiente o lucha contra la pobreza". Toda la construcción del Estado del bienestar se ha basado en un sistema fiscal sólido. A partir de un determinado momento se empezó con rebajas de impuestos, sobre todo al capital. Los Estados han perdido capacidad fiscal por esta política ultraliberal y se han tenido que endeudar. De forma irónica, Sartorius explica que el Estado puede obtener dinero de forma coactiva, a través de los impuestos, o "educadamente, pidiendo prestado". Al final, el que presta (los mercados que compran la deuda pública) imponen su política.
Tras meses sufriendo los embates de los especuladores sobre la deuda soberana, todos nos hemos preguntado ¿cómo se puede frenar a un especulador? "Sería muy fácil. Bastaría que el Banco Central Europeo comprara deuda soberana, que se prohibieran las ventas a la baja, y que se impusiera un impuesto a las transacciones financieras que eliminara la especulación"; incluso, propone un "tratamiento penal" para los especuladores.
Respecto a la guerra de divisas que está acentuando el viraje hacia el proteccionismo, estos expertos proponen sustituir el dólar como moneda de referencia por una divisa universal cuyo tipo de cambio se determinaría en base a una cesta de monedas internacionales (dólar, euro, yen, yuan) ponderadas por su peso en la economía global. Es un sistema parecido al que se utilizó con el ECU, que luego dio lugar al euro.
"Tengo miedo de que la reestructuración de las cajas desemboque en su bancarización"
El sector financiero, por supuesto, necesita grandes reformas. Sartorius defiende la existencia de una banca pública, lo que no significa la nacionalización del sector. "Eso de que los bancos privados son de los accionistas es relativo, porque como depositantes y contribuyentes también nos jugamos el dinero en ellos. Por eso, el Gobierno tiene que tener una presencia en las entidades financieras sistémicas a través del consejo de administración o con una supervisión y control más estrictos. Pero hay una presión fortísima de los bancos y de ciertos Gobiernos para que no se adopten más medidas. Hay políticos que responden a los intereses de los mercados". En el caso concreto de España, cree que debería existir una banca pública "complementaria de la banca privada" y alerta de lo que pueda ocurrir con las cajas de ahorros: "Tengo miedo de que la reestructuración desemboque en su bancarización".
Para llevar adelante esta nueva gobernanza global que proponen confía en dos organismos: el G-20 y la ONU, claro que con modificaciones sustanciales como suprimir el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU que tienen EEUU, China, Reino Unido, Francia y Rusia.
La crisis actual no es sólo económica, sino también energética y ambiental. Avanzar hacia una economía baja en carbono exige inversiones superiores al 1% del PIB mundial y financiar a los países en desarrollo en sus políticas de adaptación. Pero no es la falta de dinero lo que impide impulsar el desarrollo y combatir la pobreza a nivel mundial, sino la ausencia de voluntad política común. Sólo dos ejemplos: con reducir un 5% el gasto en armamento se tendrían los recursos suficientes para cumplir los Objetivos del Milenio; a eso se añade que cada año se mueve entre un billón y 1,6 billones de dólares en flujos ilegales de dinero. El debate está abierto, pero no hay opción a no actuar porque, como concluye Sartorius, "estamos generando los motivos para la próxima crisis".
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