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La cuna de los homínidos pudo estar en Europa

Encontrado el fósil de un simio que vivió hace 11,9 millones de años en Barcelona

DANIEL MEDIAVILLA

El origen de la familia de los grandes simios, a la que pertenecen los humanos, podría estar en Europa. Es lo que indica un estudio publicado por investigadores del Instituto Catalán de Paleontología (ICP-UAB) en el número de esta semana de la revista PNAS. Los científicos sustentan su hipótesis en el análisis de un nuevo homínido fósil hallado en el área de Els Hostalets de Pierola (Barcelona) bautizado como Anoiapithecus brevirostris o Lluc para los amigos.

Los restos de la cara y la mandíbula de este primate, que vivió hace 11,9 millones de años, poseen una combinación peculiar de características que servirán para reconstruir la encrucijada evolutiva de la que surgieron los homínidos. Por un lado, posee características propias de los keniapitecinos, los primates que hace 14 millones de años habrían partido hacia Eurasia para dar origen a grandes simios como el orangután. Pero, al mismo tiempo, tiene la cara más plana (con la mandíbula menos saliente que otros simios), un rasgo muy moderno que le aproxima a los humanos.

El trabajo del ICP, coordinado por el investigador Salvador Moyà-Solà, proporciona información sobre el Mioceno Medio (entre hace 16 y 11,6 millones de años), un capítulo de la historia de la evolución humana que, por la escasez de fósiles encontrados, aún tiene muchos espacios en blanco. En aquella época, debió de aparecer el ancestro común de gorilas, chimpancés o humanos.

Hace siete años, también en Els Hostalets, se encontraron los restos de Pau (Pierolapithecus catalaunicus), un hominoideo que vivió hace 13 millones de años. Aquel individuo sugirió la idea de que el diseño moderno, que dio origen a grandes simios como el chimpancé o el gorila (y después los humanos), se cocinó en la región mediterránea. Ahora, Lluc apoya la hipótesis de que los homínidos aparecieron en Eurasia.

En su artículo, los investigadores emplean varios argumentos para justificar esta conclusión. En primer lugar, la presencia tanto de keniapitecinos como de homínidos en Eurasia durante el Mioceno Medio. En segundo lugar, la cercana relación de parentesco entre los keniapitecinos y los homínidos. Los autores del estudio consideran que los restos faciales de Lluc proporcionan indicios importantes de esta proximidad. Además, la asociación de algunos rasgos del cráneo de Pau con los de keniapitecino suponen un argumento más en la misma dirección. Un último argumento es la lógica temporal con que estos especímenes se suceden unos a otros: keniapitecinos, entre hace 15 y 13 millones de años; driopitecinos como el Anoiapithecus o el Pierolapithecus, hace 11,9 millones de años, y homínidos del Mioceno Tardío, hace 11,1 millones de años.

El equipo de Moyà-Solà considera que esta combinación de características indica que los primeros homínidos se originaron en Eurasia a partir de los keniapitecinos y después se dispersaron por este continente separándose en homininos (humanos o chimpancés) y ponginos. Después, la familia de los homininos habría regresado a África.

Hace unas semanas se publicó el hallazgo de Ida, un presunto ancestro común de simios y humanos que vivió hace 47 millones de años. Ahora, el descubrimiento de Lluc en latín, el que ilumina alumbrará otra de las épocas de engarce poco conocidas en la historia de la familia humana. Los investigadores esperan que los yacimientos de Els Hostalets de Pierola aún tengan mucho que decir sobre la diversificación inicial de los grandes simios.

 

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