Este artículo se publicó hace 14 años.
La culpa la tiene Sara Carbonero
El viernes por la noche, en la primera parte del España-Chile no sabía si reír o llorar. Un 2 a 0 a favor de España me alegraba, pero a la vez pensaba: "Pobre Casillas, ¿será que Sara Carbonero ha decidido cortar con él y por eso sólo tiene ojos para evitar que la pelota entre en las redes?". El gol de inicio de la segunda parte me ha tranquilizado. ¿Verdad que suena a tontería? Es que lo es, claro está. Igual que lo fue la portada de The Times, acusando a Sara de hacer que el portero de la selección pensara en "otras cosas". A decir verdad, siendo el fútbol un deporte de hombres, no sé ni cómo me sorprende que acabe siendo también culpa de una mujer que se pierda un partido ¿tendrá pareja Villa?.
Parecía que empezábamos a superar aquello del pecado original, que habíamos conseguido acceder al ejército ¿recuerdan aquello de "hombres al frente mujeres a la retaguardia, para evitar deslices sexuales que entorpecieran la batalla? e incluso que habíamos pasado el famoso techo de cristal poco a poco pero lo estábamos consiguiendo. Pues no. Ya estamos de nuevo con la eterna culpabilidad: todo aquello que un hombre haga mal sólo puede tener una explicación, detrás hay una mujer que le impide realizar bien su trabajo. ¡Mira tú qué bien!
No es por dar ideas, pero me sorprende que nadie haya culpado a la mujer de George W. Bush de empujarlo a iniciar una guerra en Irak tras desavenencias conyugales; a la mujer de Rajoy de que lleve ya ni sé cuántas elecciones perdidas; a Sonsoles de que la crisis económica dure en España más de lo previsto, o a las novias de Fernando Alonso y Rafa Nadal por no tener una última temporada demasiado fina.
De todos modos, y por lo que pueda suceder: desde antes de empezar el Mundial ya teníamos la copa ganada y en casa. Mujeres y novias de los hombres de la selección: yo, de vosotras, ni aparecía en público a partir de ahora. Si pierden, alguna explicación habrá que dar a la afición de La Roja y nada más fácil que haceros culpables a vosotras.
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