Este artículo se publicó hace 12 años.
Cuenta atrás para una prórroga de Kioto que tampoco salvará el planeta
Los ministros de los 194 países reunidos en Qatar tienen pocas horas para tratar de llegar a un acuerdo que obligue a reducir las emisiones en un porcentaje menor de lo que reclama la emergencia climática
A escasas horas de que finalice la cumbre del clima que se celebra en Doha (Qatar), las negociaciones permanecen aún estancadas para llegar al principal objetivo del encuentro, al menos a corto plazo: una prórroga del actual Protocolo de Kioto, que vence a finales de 2012, que obligue a los países a seguir reduciendo las emisiones al menos hasta 2020.
Pero de lograrse (cabe la posibilidad de que todo termine saltando por los aires) el éxito sería relativo, teniendo en cuenta que los compromisos a los que se aspiran quedan muy lejos de las situación de emergencia que reclama el Medio Ambiente. La comunidad científica demanda no sobrepasar los 1,5 grados de aumento de temperatura, pero el último informe del Banco Mundial al respecto alerta de que, de seguir al ritmo actual, se alcanzará un incremento de 4 grados para 2060.
"Ha habido varios informes científicos publicados en el último mes que nos dicen que no tenemos tiempo para pasar por alto el hecho de que el cambio climático está sucediendo y más rápido de lo previsto. Los efectos repercutirán en todos nosotros, de diferente forma, pero de manera severa", afirma Mar Asunción, responsable del Programa de Cambio Climático de WWF España.
Los débiles compromisos incluso entre los países que están dispuestos a firmar un segundo periodo de Kioto dan cuenta del escaso margen de maniobra que queda para lograr resultados efectivos en la reducción de emisiones. La UE, que lidera este grupo, llega a Doha con la intención de reducir un 20% las emisiones para 2020, una cifra que, según la Agencia Europea de la Energía, ya está alcanzada. Las organizaciones ecologistas reclaman que Europa se comprometa a reducir al menos un 30%, pero todo parece indicar que sus aspiraciones caerán en saco roto.
El Banco Mundial estima que la temperatura en 206o habrá aumentado 4 grados
Otro ejemplo de los obstáculos políticos que limitan un verdadero cambio es el Fondo de Financiación para la lucha contra el cambio climático, para el que, según denuncia Ecologistas en Acción, los países están presupuestando menos de lo comprometido en 2010 en Copenhague. "Es lamentable la falta de voluntad política y no es comprensible", señala a Público Tom Kucharz, miembro de la organización, para quien los acuerdos que se aprueben en Doha "tomados con las prisas de última hora", serán del todo "insuficientes".
WWF considera "clave" que se duplique la financiación para llegar a los 60.000 millones de dólares durante los próximos tres años y aumentar hasta los 100.000 millones por año en 2020. "Estos fondos deben ser invertidos de manera que se aprovechen y movilicen mayores inversiones del sector privado hacia una economía respetuosa con el clima", señalan.
La pelea por los excedentesLas enormes diferencias de intereses entre los 194 países asistentes a la cumbre, que paradójicamente se celebra en el país que más CO2 emite a la atmósfera, han paralizado por el momento cualquier avance para ratificar una prórroga del actual protocolo y para establecer un plan de trabajo para un nuevo acuerdo climático internacional vinculante que esté listo en 2015 y que constituye el segundo gran reto de Doha.
"Es lamentable la falta de voluntad política y no es comprensible"
Fuentes de la delegación española afirmaron que los ministros presentes esperan poder contar con un borrador sobre la prórroga esta madrugada, que será debatido el viernes para su firma final, según informó Efe. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, en una entrevista con la agencia de noticias se mostró "confiado" en que se llegue a un acuerdo, pero antes se tendrán que salvar varios escollos.
El principal, y que se ha convertido en el protagonista del encuentro, es la negativa de algunos países, como Polonia o Ucrania, a renunciar a sus derechos de emisión de gases sobrantes del primer periodo, el llamado ‘aire caliente'. En total se traducen en 13.000 millones de toneladas de CO2 con la que estos países reclaman seguir negociando y que se traspasen al segundo periodo de Kioto.
Polonia se niega a renunciar a los derechos de emisión por sus excedentes
Como explica en su blog la responsable de la campaña Cambio climático de Greenpeace España, Aida Vila, "la cancelación de estos derechos de emisión sobrantes es esencial para asegurar que la segunda fase del Protocolo de Kioto y el posterior acuerdo global van a permitirnos abordar reducciones de emisiones efectivas. Traspasar los derechos de emisiones [...] permitiría a muchos países no tener que hacer nada para reducir sus emisiones, lo que equivaldría a renunciar directamente al reto de mantener el calentamiento global por debajo del límite de 2 grados".
Es, por ejemplo, el caso de España. Aunque el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, aseguró el jueves desde Doha que el país "cumplirá con su objetivo en el primer periodo del compromiso", España no ha reducido sus emisiones de acuerdo a su compromiso, sino que cumple y evita la sanción gracias a la compra de ‘aire caliente' a Polonia, según denuncia Ecologistas.
"Hay un incumplimiento real que el Gobierno español trata de subsanar con un cumplimiento técnico y engañoso a través de la compra de emisiones, como ya ocurrió en la legislatura anterior. Con el presupuesto de 2012 se han adquirido 40,75 millones de euros de ‘aire caliente', mediante compra bilateral con Polonia. Y en el presupuesto de 2013 está previsto gastar otros 46 millones de euros", asegura la ONG.
España compró excedentes a Polonia para cumplir sus objetivos de Kioto
La duración de la prórroga es otro de los obstáculos a romper. Algunos países industrializados rechazan que se establezca un límite temporal para la adopción de enmiendas. La UE, por su parte, manifestó el jueves su apoyo a extender los compromisos del segundo periodo de Kioto durante ocho años.
En cualquier caso, los grupos ecologistas siguen viendo el acuerdo como una "cortina de humo": "No nos dejemos desviar por tanto lío técnico. No tienen un plan B para la crisis energética que ya está en marcha, que ya está pasando", afirma Kucharz.
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