El cubano en huelga de hambre y sed espera la visita de diplomáticos españoles
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El disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace nueve días, espera una visita de diplomáticos españoles en su casa de Santa Clara, en el centro de la isla, pero dijo que no sabe qué "gestión" pueda estar realizando en su favor el Gobierno español.
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"El embajador de España, Manuel Cacho, y su consejero político, Carlos Pérez, me dijeron que viajaban hoy hacia acá, me pidieron permiso para saber si podían venir", dijo Fariñas a Efe por teléfono.
Según el psicólogo y periodista de 48 años, los diplomáticos lo llamaron el jueves y le pidieron conversar con él personalmente, por lo que hoy deben viajar hasta Santa Clara, a unos 280 kilómetros al este de La Habana.
"También me pidieron hace tres días un mensaje en directo para el Gobierno español", admitió el disidente, que comenzó su protesta para pedir la excarcelación de 26 presos políticos cubanos que están enfermos, según la oposición.
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El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, dijo el jueves que su departamento hace gestiones ante el Gobierno de Cuba para evitar el fallecimiento de Fariñas.
"No sé qué gestión será la que se estará haciendo", indicó a Efe Fariñas, tras destacar que el canciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó esta misma semana en Ginebra, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que ningún Gobierno se ha dirigido oficialmente a La Habana para solicitar la liberación de presos políticos.
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Sobre su estado de salud, explicó que "físicamente" se siente "mejor" tras los ocho litros de sueros con azúcares que le suministraron el miércoles, cuando tuvo que ser hospitalizado tras sufrir un choque hipoglucémico.
No obstante, resaltó que los médicos le diagnosticaron hoy una "virosis" que complica su caso, ya que podría agilizar su deterioro físico y adelantar el lapso del próximo colapso.
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Fariñas ha reiterado que solo admite ser hospitalizado cuando pierda el conocimiento, lo que ocurrió por primera vez el pasado miércoles.
Tras ser hidratado, los médicos calcularon que el próximo colapso podría tener lugar en unos siete u ocho días a partir del primero.
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El disidente ha estado en la cárcel más de once años en las últimas décadas y ha hecho 23 huelgas de hambre desde 1995, una de seis meses en 2006, con intervalos en un hospital donde fue alimentado por vía intravenosa, para exigir acceso sin restricciones a internet en la isla.