Este artículo se publicó hace 17 años.
Cuatro monolitos en homenaje a los fallecidos recuerdan el atentado en Barajas un año después
Cuatro monolitos con los nombres de los ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, recuerdan hoy en el aeropuerto de Barajas el atentado de ETA hace un año en la terminal 4, donde reina la normalidad, aunque empleados y pasajeros rememoran cada minuto "el caos y el miedo" vivido ese día.
La situación en la terminal 4 dista hoy mucho de la que se vivió el 30 de diciembre de 2006, cuando la explosión de una furgoneta bomba mató a dos personas, derrumbó en un 90% el módulo D del aparcamiento, destrozó los cristales de un 70% de la fachada y afectó a un 50% de la cubierta de las dársenas.
Desde las 09.00 horas, cuando explotó la bomba, y hasta las 13.00 horas, la actividad en la terminal 4 fue suspendida, los accesos cortados y los pasajeros que se encontraban en las instalaciones trasladados a las antiguas terminales y a las pistas.
Una situación que recordaba hoy un matrimonio de madrileños, que hace un año acompañaba a sus hijos para tomar un vuelo a Bruselas. "Llegamos una hora después de la explosión y nos quedamos parados a dos kilómetros de la terminal. No se podía acceder y sólo se veía humo y polvo".
Este matrimonio ha vuelto hoy a la terminal 4 a despedir a sus hijos, "porque todos los años se van el 30 de diciembre" y han estacionado en el módulo D del aparcamiento, "sin miedo", aunque han recordado lo sucedido mientras se dirigían al aeropuerto, "principalmente porque la radio no paraba de repetirlo".
La presencia de numerosos medios de comunicación en la terminal 4 es el principal recordatorio del atentado de hace un año, ya que no se ha organizado ningún tipo de acto, a excepción del recuerdo a las dos víctimas por parte del capellán del aeropuerto en las misas celebradas hoy en las terminales.
Sin embargo, la plaza 614 de la primera planta del módulo D y en el número 403 de la baja, cuatro columnas seccionadas siguen recordando el lugar donde perdieron la vida los dos ciudadanos ecuatorianos hace un año, como homenaje a las víctimas.
También los empleados del aeropuerto que hace un año estaban de servicio y que hoy también trabajan no paran de recordar lo que vivieron hace un año y los días posteriores a la explosión, que, dijeron, "fueron muy dolorosos hasta que se encontraron los cadáveres bajo los escombros y se volvió a recuperar la operativa normal".
Algunos sintieron "cierto temor" al acudir esta mañana a sus puestos y varios comentaron a Efe que sobre las 09.00 horas sintieron que en la zona de facturación había mucho silencio y no el bullicio que se registra habitualmente, a pesar de los numerosos pasajeros que se encontraban en la terminal 4.
La terminal 4, que llevaba diez meses funcionando cuando se registró el atentado, volvió a recuperar su aspecto original el pasado 20 de septiembre, fecha en la que se volvió a poner en servicio el módulo D del aparcamiento.
La explosión destruyó el 90% del citado módulo, del que fueron retiradas más de 40.000 toneladas de escombros, unas 2.000 plazas de estacionamiento quedaron inutilizadas, se presentaron más de 2.100 reclamaciones y unos 700 vehículos resultaron afectados con graves daños.
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