Este artículo se publicó hace 13 años.
Costa de Marfil trata de cobrar la normalidad tras la caída de Gbagbo
Costa de Marfil trataba hoy de recuperar la normalidad un día después de la caída del ex mandatario Laurent Gbagbo y del llamamiento a la reconciliación del presidente electo, Alassane Ouattara.
Las tropas de Ouattara, se desplegaron en varios distritos de Abiyán para garantizar la seguridad de los residentes de la capital económica marfileña, que amaneció por primera vez desde 2000 sin Gbagbo al frente.
A la espera de regresar a sus puestos en la Policía y la Gendarmería, las fuerzas del presidente electo trataban de evitar que se repitieran los robos y saqueos que se han sucedido en las últimas semanas en una ciudad que parece más calmada tras la caída de Gbagbo.
En un comunicado televisado anoche, el comandante general de la Gendarmería Nacional, Edward Ksarat, y el director general de la Policía Nacional, Bredou M'Bia, hicieron un llamamiento a sus agentes para que reanudaran sus servicios y aceleraran así la vuelta a la normalidad.
Vecinos de Cocody, el barrio donde está ubicada la residencia presidencial en la que Gbagbo permaneció atrincherado varios días, indicaron a Efe que la situación en Abiyán parecía normalizarse.
Mientras, la comunidad internacional comienza a mostrar su apoyo a Ouattara en forma de ayuda a la reconstrucción de un país que en los últimos cuatro meses ha vivido un enfrentamiento entre las facciones de dos presidentes autoproclamados.
París prometió una ayuda de 400 millones de euros para financiar las necesidades más urgentes y contribuir a la reactivación de su economía, comenzando por el retorno a la normalidad de los servicios públicos.
Además, Francia aseguró que pedirá que la Unión Europea levante todas las sanciones impuestas a Costa de Marfil durante los últimos meses para forzar la salida de Gbagbo.
La Comisión Europea, por su parte, anunció una ayuda de 180 millones.
Junto con la ayuda, Ouattara recibió llamamientos a la reconciliación, encabezados por el del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien en una conversación telefónica con el presidente electo le pidió que evite represalias contra los seguidores del mandatario saliente.
Entretanto, los investigadores de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos desplegados en el país africano contabilizaron 536 cadáveres de personas que fueron asesinadas en las matanzas perpetradas en el oeste del país desde finales de marzo, en particular en las localidades de Duékoué, Guiglo, Bangolo y Buutuo.
Dado que la mayoría de las personas asesinadas formaban parte de la etnia gueré, que apoyaba a Gbabgo, se estima que fueron asesinadas a manos de partidarios de Ouattara.
La portavoz de este organismo indicó que "cualquier persona que haya cometido crímenes, no importa de que lado sea, debe ser juzgada respetando los estándares internacionales".
Por lo que respecta a la situación humanitaria, todos los portavoces de las agencias de la ONU insistieron hoy en el hecho de que la salida de Gbagbo del poder no resuelve la grave crisis por la que atraviesa el país.
"Lo que tenemos que hacer ahora que la situación de seguridad ha mejorado es reforzar la respuesta en el país. Acelerar nuestra acción. Para ello hemos mandado ocho expertos en coordinación humanitaria para que establezcan dos equipos en dos puntos del país que determinen las prioridades", señaló Elisabethh Byrs, portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación Humanitaria (OCHA).
Mientras en Francia continuó la polémica sobre la participación de sus tropas en la operación que permitió el arresto de Gbagbo.
El Gobierno insistió en que los soldados franceses se limitaron a destruir el armamento pesado de las fuerzas de Gbagbo y a proteger a la población civil, tal y como establece el mandato que tienen del Consejo de Seguridad de la ONU.
El primer ministro, François Fillon, indicó que la misión de sus tropas se ha cumplido y auguró un progresivo repliegue del dispositivo a medida que la seguridad se restablezca en el país, en particular en Abiyán, donde reside un gran número de franceses.
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