Cospedal envió en octubre y no en agosto los 'falsos' trajes anti-ébola
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Desmentido tras desmentido. Esa es la actitud que el Gobierno de María Dolores de Cospedal ha adoptado después de que este diario publicara, el pasado domingo, una información sobre los trajes anti-ébola que su Consejería de Sanidad —que dirige José Ignacio Echániz— envió a los centros de atención primaria de la Comunidad.
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En dicha pieza, los trabajadores del centro de salud de Ocaña (Toledo) denunciaban que el material que habían recibido para protegerse del virus letal en caso de tener que atender a un paciente sospechoso de contagio se limitaba a simple material de quirófano, no adaptado para tales situaciones.
Al día siguiente, el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) emitió un comunicado en el que rectificaba tal información asegurando que los trajes a los que se hacía referencia se habían enviado en agosto. Pero el albarán del envío al que ha tenido acceso Público, demuestra con claridad que las mascarillas, batas y calzas permeables que componen el 'kit' anti-ébola de Ocaña tiene fecha del 8 de octubre [ver imagen adjunta]. "No nos referíamos a ese centro en concreto, sino a la mayoría de centros en general", aclararon hoy fuentes del SESCAM, que aseguraron que desde septiembre se están distribuyendo ya trajes homologados.
No obstante, han reconocido también que no todos los centros de salud dispondrán de los trajes de mayor nivel de seguridad. Ni siquiera en los que, como el de Ocaña, dispone de un servicio de Urgencias. "Tenemos 900 munipios y 2.000 trajes de protección integral; es imposible que lleguen a todos", reconocieron las citadas fuentes.
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En cualquier caso, mantienen su versión de que ningún trabajador sanitario corre peligro porque se ha formado debidamente a los sanitarios y se han establecido protocolos claros de actuación en caso de sospecha de paciente de ébola. "Se llama al 112 y de inmediato una de las cinco ambulancias —una por provincia— que tenemos preparadas, aisladas y bloqueadas sólo para casos de ébola sale a recoger al paciente en cuestión", explican. Y concluyen: "una persona de un centro de salud no tiene ni por qué tocarle".