Este artículo se publicó hace 16 años.
Un cortafuegos de 100.000 millones
Bush anuncia un amplio programa de rebajas fiscales para evitar la recesión en Estados Unidos
Isabel Piquer
El presidente de Estados Unidos, George Bush, presentó ayer a grandes rasgos un paquete de incentivos fiscales para apuntalar la frágil economía del país y evitar una recesión. La medida, “temporal” y de “efecto inmediato”, según Bush, espera, vía recortes de impuestos, estimular el consumo de los particulares y las inversiones de las empresas.
El presidente no dio detalles sobre el plan, que se negociará en un Congreso mayoritariamente demócrata. Ni siquiera dio la cifra global. Para ser efectivo, subrayó Bush, el paquete de incentivos “debe suponer alrededor del 1% del PIB”, es decir entre 140 y 150.000 millones de dólares (unos 100.000 millones de euros). Se espera que la medida se apruebe en unas semanas.
“Mis asesores y muchos expertos extranjeros esperan que nuestra economía continúe creciendo a lo largo del próximo año, pero a un ritmo menor del que hemos tenido. Y hay riesgo de una caída”, advirtió.
“La meta es frenar la desaceleración de la economía”, completó el asesor económico de Bush, Ed Lazear, que compareció tras el anuncio oficial con el Secretario del Tesoro, Henry Paulson. “Esto nos dará crecimiento. No es perfecto, pero es sencillo y rápido”, dijo Paulson, que rechazó críticas sobre lo tardío de las medidas y subrayó que “los pilares de la economía siguen siendo sólidos”.
Consenso
En los últimos meses ha surgido un consenso sobre la necesidad de un plan de rescate para una economía fuertemente afectada por la crisis inmobiliaria y crediticia y la escalada del crudo. El propio presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, lo subrayó en Washington el pasado jueves.
“Una acción fiscal podría ser útil en principio, ya que el estímulo fiscal y el estímulo monetario juntos, podrían otorgar un apoyo más amplio para la economía que las medidas monetarias por sí solas”, señaló.
Con el recorte anunciado ayer, el hogar medio podría recibir un cheque de unos 800 dólares por individuo y 1.600 dólares por familia.
La iniciativa de Bush se parece mucho a una medida similar que tomó en 2001: un cheque de entre 300 y 600 dólares a los hogares, que entonces frenó el inicio de recesión.
¿Qué efecto tendrá realmente? Los analistas están divididos. Wall Street siguió nervioso ayer pese a las palabras presidenciales. El Gobierno está recibiendo las declaraciones de la renta del año pasado y no se espera que el cheque llegue a los hogares antes de junio. Para entonces ya podría ser demasiado tarde.
Eso, suponiendo que lo gasten enseguida. “Es lo patriótico”, dijo sin pestañear un comentarista del canal financiero CNBC. “Los estadounidenses pueden usar este dinero (de los recortes) como lo consideren más conveniente: para pagar sus facturas mensuales, compensar el aumento de la gasolina u otras necesidades básicas”, dijo Bush en su discurso.
Tras el anuncio, la reacción de los consumidores, interrogados en las principales cadenas, se podía resumir en dos palabras: deudas e hipotecas.
El consumo es el centro de los temores a una recesión y los inversores se preguntan cada vez más si el crédito a los consumidores no va a ser la próxima sorpresa negativa. Además, Estados Unidos cerró el 2007 con una inflación del 4.1%, la mayor de los últimos 17 años.
Sacadudas: Una combinación de política fiscal y monetaria
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