Este artículo se publicó hace 15 años.
El CO 2 del agua agranda los huesos del oído en los peces
La comunidad científica sabía que el aumento de los niveles de CO2 en el océano, como consecuencia de la quema de combustibles fósiles, afectaba al desarrollo de algunos organismos marinos, como los corales y los animales con concha, pero un equipo del Instituto Scripps de Oceanografía de EEUU acaba de observar un efecto aún más alarmante.
Los otolitos, unas estructuras de carbonato cálcico presentes en el oído interno de los peces, crecen de manera anormal en un océano rico en CO2. Y estas piezas son esenciales en el sentido de la orientación de los seres marinos. Los investigadores han detectado este fenómeno al someter en su laboratorio a huevos de perca blanca de mar, un pez típico de las aguas de Baja California, a elevadas concentraciones de CO2. Los otolitos de estos peces presentaban "un tamaño significativamente mayor" de lo normal en esta especie.
Para David Checkley, autor principal del estudio, publicado en el último número de Science, hay razones para inquietarse. "Si los peces pueden apañarse igual o mejor con otolitos de mayor tamaño, entonces no hay por qué preocuparse. Pero los peces han evolucionado para tener sus cuerpos de la manera en que los tienen. Se supone que si los modificas puede cambiar la dinámica por la que el otolito ayuda al pez a mantenerse vertical, navegar y sobrevivir", advierte.
A partir de ahora, el equipo de Checkley intentará comprobar si el crecimiento anormal de los otolitos se registra en otras especies, además de en la perca blanca, y si esta malformación tiene efectos, como suponen, en las posibilidades de supervivencia de los animales.
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