Las claves del banco malo
De momento, sólo las entidades nacionalizadas (Bankia, Banco de Valencia, Catalunya Caixa y Novagalicia) están obligadas a transferir sus inmuebles a la nueva sociedad que gestionará los activos toxicos del ladrillo.
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El banco malo que se va a crear en España será una entidad que pese a su nombre no operará como un banco real, sino que será una sociedad que gestionará los inmuebles problemáticos de la banca. Será, por tanto, la sociedad a la que la banca nacionalizada trasferirá todos los pisos, apartamentos, locales y solares que se ha adjudicado fundamentalmente tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Esta "sociedad de gestión de activos" estará participada al menos en un 51% por capital privado, aunque el resto del capital estará participado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
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Según el real decreto que establece su creación, sólo la banca nacionaizada, como Bankia, Banco de Valencia, Catalunya Caixa y Novagalicia, están obligados a transferir sus inmuebles al banco malo, además de las entidades que reciban ayudas públicas para recapitalizarse. El resto de la banca podrá participar en esta sociedad, si lo desea, aunque no es obligatorio. No obstante, muchos de los detalles de su gestión se desconocerán hasta que se publique el reglamento de su funcionamiento, todavía en proceso de elaboración.Esta figura de banco malo es una de las novedades introducidas en la tercera reforma financiera aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy el 31 de agosto de 2012.
Su regulación figura en el artículo 35 del Real Decreto-ley 24/2012, aunque no se pondrá en marcha hasta tres meses más tarde, según figura en la disposición adicional séptima del referido decreto. Su creación es uno de los 32 requisitos impuestos por la CE a España en el Memorándum de Entendimiento para recibir la ayuda de hasta 100.000 millones de euros para la banca española.
Desde principios de la crisis financiera, la UE planteó la posibilidad de utilizar este recurso para la ayudar a los bancos y evitar así el colapso financiero, aunque no fue hasta marzo de 2009 cuando dio las directrices para que cada país miembro lo pusiera en marcha. Ese mismo año, el Gobierno alemán aprobaba el proyecto de ley que autorizaba la creación de estas entidades. En mayo de 2009 el banco público WestLB, participado por las cajas de ahorro y el estado federado de Renania del Norte de Westfalia, fue la primera entidad alemana autorizada a deshacerse de inversiones de alto riesgo mediante la creación de un banco malo con ayuda del Estado.
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Irlanda también creó otro banco malo en 2010, denominado Agencia Nacional de Gestión de Activos, para absorber los préstamos basura y los activos tóxicos de los bancos nacionales, así como para gestionar después los bienes embargados durante la crisis económica y financiera a banqueros o magnates de la construcción. La entidad obtuvo en 2011 unos beneficios netos de 247 millones de euros, después de sufrir el año anterior pérdidas de 1.180 millones de euros. Los gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo, también plantearon en octubre de 2011 la utilización de este recurso para solucionar la crisis del Banco Dexia.
Fuera de la UE también se han llevado a cabo soluciones parecidas como la sociedad SNB StabFund, que fue creada el 2 de febrero de 2009 por el Banco Nacional Suizo para agrupar los 60.000 dólares de activos tóxicos no líquidos comprados a UBS, el primer banco suizo.
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En marzo de 2009, el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, se convirtió en el animador de la bolsa al proponer la creación de un banco malo con participación privada encargado de gestionar activos tóxicos por un importe máximo de un billón de dólares. Con anterioridad, Suecia también utilizó este mecanismo, pero en aquella ocasión la experiencia fue positiva y gano dinero con la operación, como recordó en 2009 el comisario europeo la Competencia, Joaquín Almunia, a propósito de la conveniencia de crear "bancos malos" para segregar en ellos los denominados activos tóxicos.