Este artículo se publicó hace 16 años.
El cineasta turco Ceylan defiende la improvisación y el instinto en el cine
El director turco Nuri Bilge Ceylan, presente en la competición oficial del Festival de Cannes con "Uç Maymun" (Los tres monos), que ha sido bien acogida, defendió hoy la improvisación y el instinto como forma de hacer cine.
En una rueda de prensa, Ceylan explicó que cuando prepara una película, un guión, lo escribe todo para luego cambiarlo todo.
"Nunca dejo de pensar. Rodar es como una pesadilla", dijo Ceylan, que agregó que "la tarea más importante de un director es ver qué es lo que pasa. Ver los puntos débiles y encontrarlos", y "si tienes el sentimiento de algo no funciona, hay que reaccionar porque luego en el montaje será muy difícil".
Por ello, indicó que su forma de trabajar es primero rodar lo que dice el guión y hacerlo de todas las alternativas posibles y después pasar a la improvisación "si los actores son buenos en improvisación".
Eso fue lo que hizo en "Uç Maymun", una historia familiar -como todas hasta ahora en la competición oficial- que cuenta las mentiras en las que viven los miembros de esa familia.
Igualmente, como en todas las películas proyectadas en competición hasta el momento, los actores hacen un extraordinario trabajo, en este caso, basado más en las miradas que en los diálogos.
Al respecto, Yavuz Bingol, que interpreta al padre de la familia, explicó en la rueda de prensa que "las miradas son muy importantes en cualquier película, en el cine en general", opinión que compartió Hatice Aslan, que hace de madre y que aseguró que "el cine es como la vida, lleno de miradas".
Con una ausencia casi total de música, una fotografía tan dura como sus protagonistas, y un diálogo de lo más escueto, la película se toma su tiempo para contar la historia, que no cuenta con elementos originales en su estructura sino en su forma de narrar.
Y eso lo hace el director en función de lo que sienten en cada momento.
Ceylan explicó por ejemplo que el rodaje de la primera escena de la película, en la que uno de los personajes atropella mortalmente a una persona, costó mucho dinero y tiempo y que, sin embargo, a la hora de montarla decidió casi suprimirla porque era mejor dejar ese accidente en la imaginación.
Igualmente, dos de las escenas más intensas de la película -la discusión del matrimonio y la de la mujer con su amante- las realizó de forma completamente diferente.
La primera casi en exclusiva con planos muy cortos y la segunda con una sola, larga y lejana toma, decisiones tomadas en el momento del rodaje.
Y en cuanto a la presencia de Estambul en la película, indicó que le gusta trabajar en esa ciudad pero que se adapta al lugar y a las condiciones en las que debe rodar, por lo que adapta el guión en función de si llueva, nieva o cualquier otra circunstancia.
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