Este artículo se publicó hace 13 años.
El cine de terror y la memoria perturbadora: El orfanato y Los ojos de Julia
Algunas de las mejores películas relacionadas con la memoria histórica utilizan el miedo para transmitir su mensaje perturbador. No están ambientadas en un pasado distante, sino en un presente siniestro, que tiene un efecto inquietante para el espectador. Dejando a un lado las películas dirigidas por Guillermo del Toro que explícitamente emplean elementos del género para retratar la violencia fascista (El espinazo del diablo y El laberinto del fauno), me gustaría reflexionar sobre el cine de terror en general y específicamente sobre dos películas de terror producidos por del Toro, pero escritos y dirigidos por unos jóvenes españoles: El orfanato y Los ojos de Julia.
A primera vista, ni la una ni la otra parecen tener algo que ver con la memoria histórica. Sin embargo, estas dos películas nos hacen pensar sobre cómo responder éticamente al pasado injusto y al presente impune. El problema de muchas películas actuales que toman la memoria histórica como su tema y trama principal es que presentan una ruptura entre los horrores del franquismo y el presente que conlleva un aspecto ideológico negativo. Aunque no se puede negar el poder educativo que tienen para unas generaciones que, gracias a la Transición, saben muy poco de lo que fue la represión franquista, me temo que muchos espectadores llegan a la conclusión de que el presente es mil veces mejor que el pasado y que deberían estar agradecidos por poder vivir en la democracia. No les falta razón, pero esa actitud puede contribuir al pasotismo cultural a la hora de reconocer el terrorismo del estado bajo el franquismo.
El problema de muchas películas actuales sobre memoria histórica es que presentan una ruptura entre los horrores del franquismo y el presente
Ventajas de este cineUna ventaja del cine de terror es que no nos deja tan contentos con el presente. Al contrario, mucha gente no se puede dormir después de ver una buena película. Durante días podemos estar atormentados con el presentimiento de que hay fantasmas o asesinos andando por ahí. Los sueños pueden convertirse en pesadillas y hasta los ateos militantes pueden llegar de preguntarse si nuestro lugar no está embrujado. A través de este efecto inquietante se puede activar una mirada crítica hacia al presente, una memoria perturbadora que muestra el legado del franquismo en la democracia.
La verdad es que la democracia está llena de fantasmas y asesinos andando por ahí, pero la mayoría de la gente no quieren verlos y mucho menos enfrentarse con ellos. Las fosas comunes del exterminio de los "rojos" son el testamento de los fantasmas, mientras que la peculiar institución que se llama "la justicia española" sigue protegiendo a los asesinos todavía vivos a la vez que juzga el único juez que había intentado quitar la venda transicionista de sus ojos. Como ha dicho hace poco Ramiro Santisteban, republicano exiliado y exprisionero de Mauthausen, "durante el franquismo la mayoría de españoles tenían los ojos cerrados y aún no los han abierto." Por ello, puede que tengamos algo que aprender de Los ojos de Julia.
Los ojos de JuliaEn aquella película, la hermana de Julia es asesinada en su casa, pero las autoridades lo toman por un suicidio sin más investigación. Es Julia quien tiene que investigar el crimen por su cuenta, contra los deseos de la policía y de su marido quienes le recomiendan olvidar el asunto para no agravar su enfermedad degenerativa. Pero Julia no escucha al sentido común, sino a su convicción de que el asesino sigue ahí, viviendo tranquilamente en las sombras de la sociedad.
A través del efecto inquietante se puede activar una mirada crítica hacia al presente, una memoria perturbadora
Pone su vida en juego para descubrir la verdad. Julia representa a alguien al borde del ceguera que ve la realidad claramente, así como el esfuerzo de un individuo trabajando por su cuenta para acabar con la impunidad de un asesino en serie. Cualquier familiar, voluntario o profesional que ha intentado localizar los restos de un desaparecido del año 1936 puede empatizar con la frustrante, pero digna lucha de Julia en contra de un sistema organizado.
El OrfanatoEn El orfanato, Belén Rueda actúa bajo el nombre de Laura, pero los personajes tienen mucho en común. Esta vez es la desaparición de su hijo Simón que le lleva a investigar otro crimen olvidado, el asesinato de varios niños cometido durante la dictadura bajo la "caridad" nacional-católica.
Los fantasmas de "esos niños muertos" no están en la gran pantalla por mera casualidad, sino que representan tanto los niños perdidos del franquismo, como la inocencia de las víctimas del genocidio llevado a cabo en nombre de la purificación de "la raza" española. Visualmente la escena en que Laura descubre los restos de los niños en unos hornos en desuso y los saca en el suelo nos lleva al crematorio de Mauthausen y a una exhumación de una fosa común en cualquier rincón de España. Visto así, la película reproduce el proceso de una exhumación desde una desaparición-vinculado a la represión franquista a través de la relación entre Simón y las fantasmas de los niños-hasta el primer reconocimiento público de los muertos.
No-Do'También la lluvia' trata el tema del colonialismo como si fuera un asunto aún vivo en el presente
Como Julia, Laura tiene que luchar en contra de las autoridades y de su marido para poder llegar a la verdad y recuperar el cadáver de su hijo desaparecido. Parece que está loca y punto, pero ella nos muestra que en una democracia basada en el olvido, la aparición de la locura puede significar la conciencia de que vivimos en una sociedad enferma. Por falta de apoyo social Laura se suicida, algo que no pasa en No-Do, otra película de terror reciente en que Francesca (Ana Torrent) pasa por una situación parecida, pero se salva con el apoyo de su marido. Sin embargo, el acto de Laura no deja de ser un acto ético porque muestra su solidaridad con las víctimas del franquismo y el hecho de haber superado la fantasía cultural de que lo "mejor" es no remover el pasado.
Aunque Laura no tiene el final "feliz" de Julia y Francesca, la película nos hace preguntar si la felicidad ignorante es deseable o sostenible, mientras que su sacrificio tiene efectos transformativos en su marido y el lugar, que lo podemos tomar como símbolo del país.
En fin, estas películas de terror tratan el tema de la memoria histórica de una manera indirecta, pero a la vez parecida a como También la lluvia trata el tema del colonialismo: como si fuera un asunto todavía vivo en el presente, no como una época terrible de un pasado lejano y acabado. Además, nos dejan algo perturbados, que es como debemos sentirnos cuando pensamos en el estado de la memoria histórica y la democracia actual.
Scott Boehm es Investigador del Spanish Civil War Memory Project y actualmente escribe una tesis doctoral en la Universidad de California llamada Sujetos traumatizados: el cine de terror y la memoria histórica.
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