Este artículo se publicó hace 12 años.
Cientos de animales salvajes son actores de publicidad, cine o televisión en España
Los 300 animales salvajes de "Fauna y Acción" y las decenas de perros y gatos de "Animales para cine" integran la casi totalidad del plantel de animales actores en España junto a los casi cien de "Zooko Producciones", la tercera de las empresas que se dedican a este servicio.
El sector, que incluye además de estas empresas a numerosas cuadras de caballos, no está en crisis, incluso crece, en gran medida gracias a la demanda de la industria audiovisual europea, aunque factura pocos millones de euros al año.
"Es difícil decir cuál es el animal más complicado para un rodaje... depende. Si hablas de felinos, lo peor que puedes tener son jaguares. Y quizá lo mejor pueden ser los tigres, pero claro, es un animal de 250 o 300 kilos, en el caso de un macho. Aún sin querer, te puede hacer daño", explica Augusto Peralta, de "Fauna en Acción".
La compañía que dirige este empresario, el mayor de tres hermanos dedicados al negocio familiar, deriva de un zoológico, cerrado hace años, y aborda diferentes vías de negocio además de la publicidad, televisión ("A ver si llego") o cine ("Balada Triste de Trompeta").
Por su lado, Andrés Albarracín, biólogo, director y propietario de "Zooko Producciones" ("Alatriste", en cine, o "Los ladrones van a la oficina", en televisión, junto a anuncios de marcas de prestigio mundial), prefiere buscar el animal adecuado que criarlo.
Su compañía está especializada en rodajes y casi siempre actúa como intermediaria, seleccionando animales de todo tipo, en todo el mundo, después de conocer las necesidades del director.
"Se trata más de seleccionar al animal adecuado, no de lograr que encaje el que tienes. Sin embargo, el grueso de la facturación se la lleva el proveedor. Un chimpancé puede cobrar 15.000 euros por un día de rodaje", señala.
El proveedor, sin embargo, debe afrontar muchos gastos. Para empezar, la compra del animal: un tigre blanco puede costar 30.000 euros, aunque un león poco llamativo no sobrepasará los mil euros.
Entre ambos figuran cantidades diversas, que pagan el precio por leopardos, jaguares, dromedarios, cebras, renos, jabalíes, pequeños felinos o lobos, por citar algunos de los habitantes de la finca "Fauna en Acción", ubicada no muy lejos de Madrid, al igual que las de "Zooko" o "Animales para cine".
El lobo, por ejemplo, no es de los animales más fáciles de adiestrar, explican los hermanos Peralta, hijos de un estrecho colaborador de Félix Rodríguez de la Fuente.
"Si un lobo quiere probarte, porque son muy jerárquicos, puede marcarte con los dientes, por ejemplo, en un muslo. Y si retrocedes, entonces puede morderte en serio", explica Augusto.
Él destaca que los lobos ibéricos son mucho más complicados que los americanos, porque han heredado el miedo que ha permitido a su especie sobrevivir a siglos de caza, algo que sucede en general con toda la fauna ibérica porque "hemos cazado muchísimo".
"Puedes conseguir que un lobo canadiense criado por ti desde cachorro sea casi un perro. Pero nunca con un lobo ibérico", explica.
En cuanto a perros, el especialista es "Animales en Acción. Resican", cuyo origen es, precisamente, una residencia canina y el adiestramiento de estos animales, una actividad en la que Antonio Valor, su propietario, lleva décadas.
"Pancho", el perro de la Lotería (que se llama en realidad "Gook" y protagonizará pronto un largometraje), es suyo, al igual que otras decenas de cánidos y gatos que son solicitados por publicistas para fotografiarlos. Solo una parte menor de ellos puede afrontar un rodaje.
"Precisamente ahora estoy buscando cómo sustituir a un perro, que no era mío, que ha mordido al actor después de semanas de rodaje. Se trata de acabar la grabación sin que se note que es otro animal", explica.
Los animales salvajes resultan mucho más imprevisibles todavía, explica por su lado Peralta.
"Un águila real, cuya fuerza en las garras es increíble, tomó manía a un adiestrador y, cuando la volamos, él se metió en el coche para evitar incidentes. Una vez el ave estaba en el aire, él salió, confiado. Pero la rapaz giró en picado y le clavó las garras", relata.
"Sencillamente, con frecuencia sucede que un animal salvaje, aunque lo hayas criado tú, a partir de un momento, deja de servir. Un tigre sabe que es un tigre", concluye.
Francisco Tomás
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