Los Cien Economistas plantean el modelo sueco de pensiones
El sistema, en el que cada jubilado cobrará según su aportación, no es solidario
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No hay nada nuevo bajo el sol, ni siquiera para enfrentarse a problemas de la era moderna, como el envejecimiento de la población. Por eso, el grupo de los Cien Economistas, que coordina la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), abogó ayer por tomar el modelo sueco de pensiones para cambiar, de arriba a abajo, el sistema español y dotarlo de una estabilidad que no haga necesarias más reformas. Este grupo se dio a conocer por su manifiesto por una reforma laboral.
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El modelo es un sistema de cuentas denominadas nocionales, por las que cada trabajador recibe una pensión en línea con lo que ha cotizado; es decir, a lo que ha aportado al sistema. Por eso, dos cotizantes que aporten lo mismo, aunque con diferentes carreras laborales, tienen la misma prestación. A diferencia de los sistemas de capitalización tradicionales, este sistema no tiene un fondo como tal y con las cotizaciones que entran se va pagando a los pensionistas.
Sin embargo, cada trabajador tiene una cuenta donde se registran todas las aportaciones que hace con un rendimiento. Esta rentabilidad va ligada a factores de sostenibilidad. Puede ser por el crecimiento del PIB, por el de los salarios medios o, también, por la mortalidad o la esperanza de vida que haya en cada momento. Así, si la tasa de mortalidad crece, la pensión sería más abultada que si el factor que aumenta es el de la esperanza de vida, que mermaría la prestación.
Javier Díaz-Jiménez, profesor del IESE Business School, cree que este sistema es mucho más "justo", ya que cada cotizante recibe en función de lo que ha aportado, y se gana en "transparencia" y "flexibilidad" porque el trabajador sabe qué prestación tendrá cuando desee retirarse.
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Ante las críticas por la falta de solidaridad del sistema, desde Fedea proponen fijar un suelo para la prestación que, de no alcanzarse, se complemente con una ayuda desde los Presupuestos.
Con todo y conscientes de lo laborioso de un cambio así, instan a que se tomen medidas urgentes en el corto plazo para retrasar la entrada en pérdidas del sistema. En este sentido, urgen a tomar toda la vida laboral para calcular la prestación y no los últimos 15 años, como se hace en la actualidad; alargar hasta los 40 años cotizados el mínimo para cobrar la pensión completa, y prolongar la edad legal de jubilación hasta los 67 años.