Este artículo se publicó hace 16 años.
China y Rusia condenan al unísono el escudo antimisiles de EEUU
Los presidentes de China, Hu Jintao, y Rusia, Dimitri Medvedev, firmaron hoy en Pekín un comunicado conjunto en el que critican con dureza el escudo antimisiles estadounidense.
"Ambas partes sostienen que el establecimiento de un sistema defensivo global de misiles, con su despliegue en ciertas partes del mundo o planes para esta cooperación, no ayudará a apoyar el equilibrio y la estabilidad estratégicas, y daña los esfuerzos internacionales de control de armas y no proliferación" nuclear, se indica en el documento.
El comunicado fue suscrito durante la reunión que mantuvieron hoy en Pekín Hu y Medvédev, que llegó a China procedente de Kazajistán en la que supone su primera gira al exterior tras ser investido presidente de Rusia, el pasado día 7.
Según el comunicado, el sistema defensivo de misiles - en clara referencia al diseñado por EEUU- "daña la confianza entre estados y la estabilidad regional", por lo que China y Rusia "expresan su preocupación".
Washington pretende instalar diez lanzaderas de misiles interceptores en Polonia y un sistema de radar controlador en la República Checa, con el objetivo de evitar posibles ataques de países como Irán, lo que ha suscitado las críticas de Rusia, aliado cercano de Teherán, con el que comparte intereses económicos y estratégicos.
Aunque China y Rusia ya habían condenado en ocasiones anteriores el escudo antimisiles de EEUU, nunca lo habían hecho de forma conjunta.
La cooperación energética y militar forma también parte de la agenda de la visita de Medvedev, durante la cual, según informó la agencia rusa Itar-Tass, China y Rusia concluirán un acuerdo valorado en unos 1.000 millones de dólares para el suministro de uranio semi-enriquecido ruso a China y la construcción en este país de una planta de enriquecimiento de dicho mineral.
Pero en el ámbito del gas las desavenencias por el precio han complicado los vínculos, llegando a paralizar los planes de construir dos gasoductos entre ambos vecinos para suministrar 80.000 metros cúbicos del combustible al año a China.
Pekín, arguyendo que aún tiene una enorme masa de población muy desfavorecida, mantiene artificialmente bajos los precios de los combustibles, y pretende que Moscú le venda su gas al mismo precio que en el mercado ruso.
Por lo que respecta al petróleo, el viaje será de menor perfil y, según han manifestado responsables de ambos países, no se espera ningún acuerdo relevante al que fuera su gran caballo de batalla, el Gran Oleoducto Oriental.
"Sobre la construcción del oleoducto ya no quedan disputas, es un asunto ya resuelto. Ahora la construcción marcha normalmente. Es posible que se discuta con los líderes chinos cuándo llegará o cómo se construirá, pero en general no hay problema", dijo hoy a Efe Wang Lijiu, del Instituto de Relaciones Contemporáneas de China.
Reforzar la cooperación militar, después de que los dos ejércitos iniciaran en 2005 maniobras conjuntas, será otro de los ejes del viaje.
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