Este artículo se publicó hace 14 años.
Chile militariza las zonas del terremoto ante los saqueos
El Gobierno de Chile envió el domingo unos 10.000 soldados a las regiones del centro del país destrozadas por un potente seísmo y por varios maremotos, intentando contener los saqueos de supermercados por supervivientes con hambre, sed y desesperación.
La cifra de muertos causados por del terremoto de magnitud 8,8 que azotó Chile en la madrugada del sábado llegó a 711, aunque podría escalar a medida que llegan los datos de pueblos que fueron demolidos o borrados del mapa por las olas.
Uno de ellos fue Dichato, una aldea de pescadores de 7.000 habitantes cerca del epicentro, barrida por olas gigantescas.
"Más del 75 por ciento del pueblo esta destruido, en ruinas", dijo a Reuters David Merino, uno de sus habitantes.
La presidenta Michelle Bachelet decretó el estado de excepción en las regiones centrales del Maule y Bío-Bío, donde el seísmo y los tsunamis demolieron casas, derrumbaron puentes y dejaron dos millones de damnificados.
"La catástrofe es enorme (...) hay un número todavía yo diría creciente de personas desaparecidas", dijo Bachelet, enfrentada a una dura prueba a pocos días de terminar su mandato.
Tras la destrucción llegaron los saqueos, lo que llevó al Gobierno a imponer el toque de queda en Concepción, la segunda ciudad de Chile, a unos 500 kilómetros al sur de Santiago.
Miles de personas arrasaron con lo que encontraron en tiendas y supermercados. Algunos llevaban comida, pero otros aprovecharon para robar televisores y hasta lavadoras. Los soldados custodiaban los comercios de esa ciudad de 670.000 habitantes, intentando imponer la normalidad en medio del caos.
Al día siguiente de uno de los terremotos más potentes de la historia, la industria del cobre, espina dorsal de la economía chilena, reanudaba poco a poco sus operaciones.
El mercado de valores tenía previsto operar el lunes, otra señal de que la economía chilena, una de las más pujantes de la región, intenta sacudirse el polvo de los escombros y ponerse de pie. Pero a medida que emergen detalles de los destrozos es claro que el seísmo costará caro a Chile.
MILES A LA INTEMPERIE
Y aunque el domingo lo peor parecía haber pasado, fuertes réplicas continuaban sacudiendo Chile.
Atemorizadas, miles de personas se preparaban para pasar la segunda noche a la intemperie en Concepción y Talca, otra ciudad duramente golpeada. Algunos montaron tiendas de campaña en descampados, pero la mayoría se tumbaron en colchones en las calles.
Gran parte del centro histórico de Talca, una localidad de 180.000 habitantes a 250 kilómetros al sur de Santiago, estaba destruido.
"No tenemos agua ni nada. Nadie se ha aparecido a entregar ayuda. Se necesita más presencia policial para que se ordene esto. Hay mucha gente que está robando", dijo Ana, de 78 años, mientras hacia fila a las afueras de un supermercado.
El despliegue de militares pareció contener los saqueos en Concepción, mientras los bomberos continuaban buscando supervivientes entre los escombros de los edificios. Concepción sigue sin servicios de agua ni de electricidad.
"Hay una situación muy compleja. La gente honesta está, yo creo, con una sensación de indefensión gigantesca", dijo la alcaldesa Jacqueline van Rysselberghe.
Santiago, menos castigada que otras ciudades, iba regresando paulatinamente el domingo a la normalidad.
Las autoridades ordenaron evacuar algunos edificios con daños estructurales serios, como uno mostrado por la televisión que se hundió hasta 30 centímetros. Sus habitantes agotaron los productos en los supermercados y las filas delante de las gasolineras eran de varias calles.
Los primeros aviones comenzaron a aterrizar el domingo en el aeropuerto de Santiago, también afectado por el terremoto.
ERROR FATAL
En las costas, las olas gigantes que ocasionó el seísmo arrasaron con varias localidades en Chile, como Constitución, donde las autoridades temían más de un centenar de desaparecidos pero la televisión estatal calculaba 350 muertos sólo en esa localidad.
El Gobierno dijo que una oficina de la Armada chilena, encargada de alertar de posibles tsunamis, cometió un error de diagnóstico y no alertó a tiempo sobre un maremoto que arrasó decenas de poblados costeros.
Los tsunamis también atravesaron el Pacífico y obligaron a evacuar poblaciones costeras en Japón, que se preparó para lo peor aunque finalmente las olas no superaron los 1,2 metros.
Las regiones de Maule, Bío-Bío, O'Higgins, Araucanía, Valparaíso y Metropolitana, que concentran un 80 por ciento de la población del país, fueron declaradas zona de desastre.
Chile está situado sobre una de las zonas más sísmicas del planeta.
Expertos del Servicio Geológico de Estados Unidos dijeron la solidez de sus construcciones evitó que el terremoto, el quinto más fuerte de que se tenga registro desde 1900, provocara aún más muertes, como ocurrió con el de enero en la capital de Haití.
Eso sí, los daños podrían costar a Chile hasta 30.000 millones de dólares, o casi el 15 por ciento de su Producto Interior Bruto, según Eqecat, una firma que ayuda a las aseguradoras a delinear modelos de riesgo.
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