Este artículo se publicó hace 14 años.
Chapada Diamantina, trekking por un mundo perdido
Un parque nacional en el interior del Estado brasileño de Bahía protege un espacio natural único que puede recorrerse a pie alojándose en las casas de los habitantes.
El nordeste de Brasil es una inmensa extensión semidesértica, que sufre frecuentes sequías y en la que impera una vegetación llamada caatinga, formada por plantas adaptadas a las duras condiciones climáticas. Sin embargo, al recorrer el Estado de Bahía, a unos 400 kilómetros hacia el interior de Salvador, surge el milagro. Un perfil rocoso, de imponentes montañas cortadas a pico, destaca en el horizonte. Y el agua empieza a manar.
Es la Chapada Diamantina, una meseta cortada por profundos valles que encierran, en su interior, un mundo completamente diferente de todo lo que lo rodea, poblado por una exuberante vegetación. Algunas imponentes cascadas -de varios cientos de metros de caída- se precipitan por los cortados levantando nubes de vapor de agua que parecen columnas de humo. Las montañas están horadadas por grutas que todavía esconden muchos secretos y que, en ocasiones, guardan lagos subterráneos con aguas de colores irreales. En la espesura habitan venados, monos y algún jaguar.
La puerta de acceso a este universo extraño y hermoso es Lençois, una pequeña población que brotó de la nada en el siglo XIX cuando se descubrieron diamantes en la serranía cercana. De ese tiempo se conserva un conjunto urbano de casas de brillantes colores y calles de adoquines, en la que ahora abundan los pequeños hoteles y las agencias de viaje que permiten disfrutar de esta comarca.
Durante décadas un sistema de minería muy destructivo se cebó sobre la comarca. Sin embargo, en zonas de difícil acceso, en lo más profundo de la chapada -meseta- pervivió un mundo natural que ahora está protegido, desde 1985, como parque nacional.
La puerta de acceso a este universo extraño y hermoso es Lençois, una pequeña población que brotó de la nada en el siglo XIX cuando se descubrieron diamantes en la serranía cercana.Para conocer a fondo la Chapada Diamantina lo mejor es realizar una caminata de varios días por el interior profundo del parque. Esta zona ha estado siempre habitada por pequeñas poblaciones dispersas que se dedicaban a la caza y la agricultura. Normalmente nadie está autorizado a vivir en un parque nacional, pero en este caso se llegó a un acuerdo que permitía a los antiguos pobladores continuar en sus tierras, restringiendo ciertas actividades, pero con la posibilidad de obtener un cierto beneficio de los excursionistas que recorren la zona.
Así, es una delicia caminar por estas veredas trazadas hace siglos, cargado con muy poco peso, sabiendo que al final de la jornada se puede dormir confortablemente en una casa que ofrece una buena cena y, a la mañana siguiente, un excelente desayuno. Este tipo de turismo permite mantener ciertos tipos de vida de los campesinos, que sacan provecho económico de los visitantes, mientras se convierten al mismo tiempo en los mejores vigilantes de este mundo natural tan poderoso como frágil. El viajero, al mismo tiempo, aprende de los antiguos modos de vida de sus huéspedes. El valle de Patí es uno de los mejores lugares para recorrer durante dos o tres días, aunque la cachoeira da Fumaça -la cascada del Humo- con sus casi 350 metros, es uno de los destinos más espectaculares y, por tanto, más visitados.
Los que no puedan o no quieran caminar por los valles escondidos cuentan con bastantes lugares de fácil acceso para visitar por los alrededores. El morro do Pai Inácio es un peñón que se encuentra al lado de la carretera y ofrece algunas de las mejores panorámicas de la zona. Las grutas Poço Azul y Poço Encantado guardan lagos interiores bellísimos.
CÓMO IR
Tap vuela desde diferentes ciudades españolas a Salvador de Bahía vía Lisboa. Desde Salvador hay autobuses que viajan a Lençois, situado a 420 km. de distancia (poco para las dimensiones de Brasil. Rutas 10 ofrece un programa que incluye visita a Salvador de Bahía y un trekking en la Chapada Diamantina.
LENÇOIS
De la época de la fiebre de los diamantes se conserva el edificio del viceconsulado francés en la plaza Horácio de Mattos, que fue el centro del comercio de las piedras preciosas. Lençois ofrece la mayor oferta de alojamiento de la zona: El Parador de Santiago es un pequeño establecimiento cerca del río.
IGATU
Es otra población de origen minero, mucho más tranquila todavía que Lençois y un buen lugar para relajarse y visitar Poço Azul y Poço Encantado. Hay varios alojamientos, pero Pousada das Pedras es el más agradable.
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