Se atisba la luz al final del túnel pero los precedentes desaconsejan grandes alegrías. Cercanías de Barcelona se restableció ayer parcialmente. Lo hizo el tramo sur de la C2, la principal de las tres líneas cortadas el 20 de octubre por una incidencia de las obras del AVE.

Reabrió a medias porque la conexión entre Barcelona y Gavà, Viladecans y El Prat (tres de las estaciones más importantes) sigue haciéndose con autobús. El día estuvo marcado por la normalidad pero también por las dudas sobre qué pasará mañana, un lunes laborable.

El presidente de Renfe, José Salgueiro, destacó la normalidad pese a 'algunos desajustes' horarios. Si el servicio (que se preveía que sólo estuviera suspendido una semana) empezaba a normalizarse después de casi un mes lo que no lo hacía era el clima político.

La rotundidad con que la Moncloa afirmó que no atendería la inédita petición de una amplia mayoría del Parlament exigiéndole cesar a la ministra Magdalena Álvarez por su discutida gestión soliviantó a los políticos catalanes.

CiU, ICV y ERC pidieron a Zapatero que atienda la petición de la cámara catalana, que sólo el PSC se resistió a secundar. Josep Antoni Duran i Lleida recordó para reforzar la peitición que Álvarez 'tampoco tiene el apoyo de las Cortes'. Joan Herrera encontró 'impropio de un gobierno democrático' el desaire a la cámara catalana y el vicepresidente catalán Josep-Lluís Carod-Rovira instó a Zapatero a 'tomar nota'.

Zapatero se rebota

Mientras, en el comité federal del PSOE en Madrid, Zapatero afirmaba que todo 'acabará bien' y agradecía a los ciudadanos un comportamiento 'más ejemplar que el de algunos políticos'.

El PSC intentaba huir de polémicas. El portavoz de su delegación, Miquel Iceta, afirmó 'preocupado' ante sus compañeros del PSOE que invertir en Catalunya 'es un acto de justicia' para un territorio que necesita un 'esfuerzo complementario'. Pese a que la ministra sigue en el cargo y ayer estaba de cuerpo presente en el comité federal nadie osó en Ferraz a defender su labor.