Este artículo se publicó hace 13 años.
Un centro espiritual frente al Lago Victoria
Fernando, cooperante, recomienda sumergirse de lleno en la cultura local
La primera vez que Fernando vio el Lago Victoria, en Uganda, se quedó "sobrecogido". "Llegué al alojamiento, estaba solo, pedí la cena y una cerveza y empezó a caer la luz. Escuchaba sonidos que no había oído jamás, pero estaba tranquilo", recuerda este cooperante, que trabaja en la ONG Ayuda en Acción.
Fernando López del Prado tiene 35 años y gracias a su trabajo ha viajado por medio mundo. De todas las posibilidades, elige Uganda para recomendar al viajero y la mejor época, de diciembre a marzo. Es un enamorado de África. "Es un país relativamente seguro. Se puede alquilar un coche sin problemas, pero es más cómodo contactar con un guía local", cuenta Fernando.
"Hay que intentar ser lo menos blanco posible, comer con las manos, aprender alguna palabra"
Uganda tiene el Lago Victoria. Pero también "sus gentes". Por su labor en Ayuda en Acción, Fernando ha tenido contacto directo con la población. La ONG, a través de ActionAid Uganda, cubre las zonas más vulnerables del país. Sus proyectos están centrados en prevención del VIH/sida; fomentar los derechos de la mujer y la seguridad alimentaria.
Por su experiencia con los ugandeses, Fernando recomienda "adentrarse en la cultura local, aprender a comer con las manos, alguna palabra". "Hay que intentar ser lo menos blanco posible", aconseja. Y luego están las cosas intangibles, como la obviedad de percibir que estás en un sitio diferente, que estás en África, pero que forma una sensación, para nuestro viajero, inigualable.
Hay más cosas. El suelo rojo. La vegetación. Los colores de los vestidos de las mujeres, "que son guapísimas". Y Fernando vuelve a recordar su momento frente al Lago Victoria: "Estás allí, frente al lago y es como... ¡Vaya, estoy a miles de kilómetros de casa!".
Saltamontes blancosA Kampala, la capital de Uganda, se puede llegar desde Londres, Bruselas o Ámsterdam. Si el viajero hace una primera parada en la ciudad, puede comer comida local en el restaurante St. Anthony. "Se pueden degustar platos con matooke, ñame, cassava, guisos de pescado y carne al estilo akalo", enumera nuestro viajero. Fernando ha probado los saltamontes blancos. "Les quitan la cabeza y las patas, y los cocinan con grasa animal o mantequilla. Hay que probarlos", sentencia.
Para alojarse, hay opciones de sobra. Para dormir en Kampala, Fernando recomienda el hotel Cassia Lodge. "Su dueña es una periodista belga afincada en Uganda desde hace muchos años y que ha escrito unos cuantos libros acerca del país", explica Fernando. El lugar ofrece una de las mejores vistas del Lago Victoria.
En Jinja, otra ciudad, se produce una de las cervezas nacionales más famosas y reconocidas: la cerveza Nile. "Además, Jinja es famosa por la belleza de sus saltos de agua", apunta el cooperante.
Otra parada obligada es el archipiélago compuesto de 84 islas que hay al noroeste del Lago Victoria y que forman el distrito de Kalangala. "En tiempos remotos, estas islas eran consideradas como un centro espiritual de gran importancia", explica Fernando. Y es ahí donde se puede "escuchar el sonido de los pájaros, mientras atardece sobre las tranquilas aguas del legendario Lago Victoria". "Algo que, por sí solo, es digno de experimentar", concluye Fernando.
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