Caza de brujas en Italia tras la agresión a Berlusconi
La derecha señala a políticos y periodistas progresistas como los incitadores
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Lejos de apagarse, el incendio provocado por la agresión al primer ministro Silvio Berlusconi está consumiendo la política italiana. El político y empresario se presenta como un hombre lleno de "amor", perseguido por un "clima de odio" y aún así capaz de perdonar al enfermo mental que le atacó y que se ha arrepentido.
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Su entorno, sin embargo, se lanza a la caza y captura de políticos, periodistas y jueces incómodos para Il Cavaliere. Les consideran culpables nada menos que de haber incitado a Massimo Tartaglia a arrojar al primer ministro una madonnina, como llaman en Milán al souvenir de la catedral.
Il Cavaliere dice que "el amor vence sobre la envidia y el odio"
La oposición se divide entre los que pasan al contraataque, como el líder de Italia de los Valores (Idv), Antonio di Pietro, que este martes dijo que no iba a "intimidarse" cuando el partido de Berlusconi abandonó el hemiciclo durante su turno de palabra, y los que quieren evitar a toda costa exacerbar aún más los ánimos.
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"Gracias de corazón a quienes me han mandado mensajes de proximidad y afecto. Repito a todos que estén serenos y seguros. El amor vence siempre sobre la envidia y el odio", manifestaba Berlusconi en un mensaje vía web.
La oposición se divide entre el contraataque y el silencio
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Su amigo sacerdote, Luigi Vervé, aseguró además al Corriere della Sera que el dirigente "ya ha perdonado al agresor". "Berlusconi ama a todo el mundo, incluso a sus enemigos. Es incapaz de malos pensamientos o palabras", afirmó. Y abundó en la tesis de la derecha berlusconiana: los oponentes más duros del premier "han inspirado el gesto al pobre diablo", Tartaglia.
El primer ministro teme ahora más ataques, dijeron fuentes cercanas a él, como el ministro de Interior, Roberto Maroni. Éste insinuó que se puede desencadenar una "espiral de emulación" generada por los tonos "ásperos de la dialéctica política y la creciente campaña contra el presidente" del Ejecutivo. El portavoz en el Parlamento, Fabrizio Cicchitto, puso nombres y apellidos: "Hay una campaña de odio contra Berlusconi", dijo, "conducida" por el grupo editorial Repubblica-LEspresso, el periódico Il Fatto Quotidiano, el programa televisivo Annozero, dirigido por Michele Santoro, y el periodista estrella de estos dos últimos medios, "el terrorista mediático" Marco Travaglio. Cichitto también señaló a di Pietro, así como "algunos sectores justicialistas" del partido demócrata liderado por Pier Luigi Bersani.
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Estos mismos nombres son el blanco del periódico de la familia Berlusconi, Il Giornale, que apunta, además, contra los jueces, el centrista Pierferdinando Casini, y hasta el teórico número dos de Berlusconi, Gianfranco Fini.
El ministro de Cultura, Sandro Boni, atacó a Fini alegando que las críticas internas "no ayudan a la apertura del clima político nuevo que Italia necesita. En cambio, aumentan la polémica ya existente".
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El periódico de derechas Libero califica a Travaglio de "mierda humana" y apunta que "se respira guerra" en Italia. Al vapuleo de estos periodistas o jueces se sumó también el diario Il Reformista, próximo a la corriente del ex primer ministro Massimo dAlema, hoy todavía mayoritaria en el principal partido de la oposición, el Partido Demócrata, y que aupó a Bersani como nuevo líder. Este sector de la izquierda no soporta ser calificado como "blando" ante la política de Berlusconi.
El primer ministro, mientras, evoluciona bien a pesar del persistente dolor en la cara, y hoy está previsto que le den de alta. Los médicos le recomiendan reposo durante dos semanas, pero sus colaboradores dudan que puedan retenerle en cama.