Este artículo se publicó hace 16 años.
La Carta de Zaragoza reconoce el agua como un derecho humano y pide crear una Agencia Mundial
La Carta de Zaragoza, documento que recoge el legado intelectual de la Expo, reconoce el acceso al agua potable y al saneamiento como un derecho humano que debe ser garantizado por los poderes públicos, y aboga por crear una Agencia Mundial del Agua que articule un marco normativo internacional.
El texto íntegro de la carta ha sido leído por el ex secretario general de la UNESCO y presidente de la Fundación Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza, en el comienzo de la ceremonia de clausura de la Expo, en la que durante noventa días expertos y científicos de todo el mundo han debatido en la Tribuna del Agua sobre los retos de la gestión de los recursos hídricos.
La Carta de Zaragoza subraya en su preámbulo que el acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano, y advierte de que la sostenibilidad de la producción de alimentos está directamente ligada al uso eficiente de este elemento.
Asimismo, expone que la unidad de cuenca hidrográfica es el ámbito territorial más eficiente para aprovechar el agua y el que mejor permite resolver los conflictos entre países, regiones y usuarios.
En su apartado de recomendaciones de carácter universal, el documento apuesta por la creación de una Agencia Mundial del Agua que prepare y presente a la Organización de las Naciones Unidas la Carta de Derechos y Responsabilidades de los Seres Humanos con el Agua, y articule un marco normativo mundial sobre el agua en un contexto de desarrollo sostenible.
La Agencia tendría como cometido asistir a los países que demanden apoyo en materia de gestión integrada del agua, así como impulsar la aprobación del Protocolo Internacional para la Gestión Pacífica y Productiva de las Cuencas Transfronterizas en el mundo.
Preparar una Convención Internacional sobre Cambio Climático, Fenómenos Climáticos Extremos y Control de Riesgos, impulsar la educación y una adecuada ética del agua, promover el intercambio de buenas prácticas, y fomentar alianzas público-privadas para garantizar el abastecimiento y el saneamiento universales serán otras misiones que se le encomendarían a este organismo.
La Carta incide en la necesidad de universalizar el abastecimiento y saneamiento del agua tanto en zonas rurales como urbanas, garantizar tarifas justas y darle la misma importancia a la gestión de la demanda y de la oferta, con la fijación de metas realistas y la adopción de soluciones concretas.
El documento también dirige una serie de recomendaciones a los poderes públicos y los usuarios del agua, entre las que destaca la invitación a que los ciudadanos participen como corresponsables en la gestión integrada del agua y la sostenibilidad.
A las instituciones públicas se les exige que en situaciones de pobreza garanticen dotaciones mínimas de agua, que ajusten y controlen la demanda y que apliquen las tecnologías que permiten el ahorro, la desalinización y la reutilización.
A la vista de la previsión de crecimiento demográfico, pide que los países consideren la agricultura no sólo como un sector económico sino como un sector estratégico, y sugiere que se estimulen medidas para mejorar regadíos y lograr una mayor eficiencia hídrica energética.
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