Este artículo se publicó hace 15 años.
Capitalismo chino contra sindicatos a la francesa
El magnate Li Ka-Shing quiere despedir al 17% del personal de las perfumerías Marionnaud
La CGT y la CFDT, los dos grandes sindicatos franceses, no se enfrentan esta vez a un patrón clásico o al Estado, sino a un mutante de la economía global. El magnate chino Li Ka-Shing compró hace cinco años las perfumerías Marionnaud, entonces líder francés del sector. Ahora, la cadena pierde posiciones y su dueño quiere echar al 17% del personal. En un país donde los perfumes son como La Meca para la mayoría de los musulmanes, muchos se echaron las manos a la cabeza al ver a una joya del comercio tradicional en manos de un inversor transnacional como A. S Watson, grupo propiedad de Ka-Shing.
Por 900 millones de euros, los 4.200 empleados de Marionnaud en Francia y los casi 9.000 en Europa entraron en el bolsillo de este multimillonario nacido en Guandong en 1928, crecido en Hong Kong y odiado durante décadas por el régimen comunista hasta que, en los ochenta, Deng Xiaoping vio en él una palanca para dominar el mundo desde Hong Kong.
El multimillonario chino compró la cadena hace cinco añosAhora, Ka-Shing tiene una fortuna estimada en cerca de 19.000 millones, dirige a 230.000 personas, pertenece a la Orden Imperial Británica y a la Legión de Honor francesa y controla numerosos puertos de contenedores en todo el mundo, auténtica catapulta de la globalización, además del sistema de comunicacionesSkype en China y la telefonía móvil 3G de media Asia.
Puntillosa regulaciónA.S. Watson, un grupo acostumbrado a despedir sin miramientos, quiere echar a 704 empleados (casi todos, mujeres), pero va a tener que respetar los 2.000 puntillosos folios de la legislación francesa sobre procesos de regulación de empleo. El sindicato CGT espera el más mínimo desliz para dar un mazazo legal. "Van a tener que explicar por qué Marion-naud perdió posiciones sin esperar a la crisis", explica BrigitteCouderc, secretaria del área de Comercio de la CGT, que recuerda que cuando la economía empezó a ir mal, las ventas de Marionnaud se resintieron un 5%, mientras las de Séphora, propiedad del muy francés grupo de lujo LVMH, perdían sólo unas décimas.
Los sindicatos critican la gestión de la empresa ya antes de la crisis"Si ha habido un error de adaptación y de estrategia, ha sido de los directivos", dice Couderc, que acusa a Ka-Shing, que ya despidió personal cuando compró Marionnaud, de utilizar el empleo "para aumentar los beneficios". Éstos, según la dirección de Marionnaud, no existen. El ex líder francés y europeo ha perdido posiciones frente a Séphora, pero su director general, William Koeberlé, ha dicho que el objetivo del ajuste de plantilla es elevar la rentabilidad por tienda. Unas 192 se van a librar de los recortes de personal porque su rentabilidad es "satisfactoria", dijo.
La legislación gala difícilmente puede ya impedir despidos masivos, pero sí forzar a un grupo a demostrar que sus razones económicas son válidas y a garantizar que no puede recolocar a las personas cuyo puesto se suprime. In extremis, el patrón puede verse forzado a disparar las indemnizaciones o recortar el número de despidos, como ocurrió con las filiales fran-cesas de Caterpillar y Continental, cuando los sindicatos atraparon a sus cúpulas directivas en un par de errores legales.
Batalla ejemplarEn Francia, los despidos masivos deben estar justificadosNo es seguro que las muchachas de una cadena de perfumerías tengan la fuerza de protesta de los obreros de Caterpillar o Continental. "En su mayoría son mujeres solas con hijos", explica la delegada de CGT en Marionnaud, Martine Chabot.
Pero los sindicatos planean hilar muy fino y juzgan la batalla ejemplar: empleadas francesas del perfume y del comercio contra un capitalista chino. Primer asalto de la lucha de clases, versión siglo XXI.
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