Este artículo se publicó hace 15 años.
"Caña" para el nuevo disco de Fito & Fitipaldis, "Antes de que cuente diez"
Fito Cabrales divaga, se sube por las ramas, se lía, pero al final, entre la maraña de palabras, se vislumbran afirmaciones categóricas. "¡Caña!", resume el líder de Fito & Fitipaldis cuando se le pregunta por su nuevo disco, "Antes de que cuente diez", a la venta el próximo martes.
Fito desprende autenticidad. Sus patillas, su boina, su cuerpo pequeño y fibroso, parecen no haber sufrido más que pequeños cambios desde los tiempos en que guiaba a Platero y Tú. Pero sí han cambiado las audiencias, minoritarias en el caso del grupo bilbaíno, enormes y expectantes ahora ante la publicación de la novedad "fitipaldi".
"Hay diferencias: el disco aún no ha salido y ves que la gente lo está esperando. Pero tampoco piensas mucho en eso", explica el cantante sobre una condición, la de artista de masas, de la que sólo fue consciente "en una ocasión": "Con 'Lo más lejos a tu lado', pasamos de llamar a la gente a que nos llamaran a nosotros".
Vena creativa en constante ebullición, Fito subraya la dificultad de "ser sincero cuando escribes canciones", ya que "es muy difícil escribir que eres un capullo". "Acabas jugando a lo de 'soy un poco canalla', cosas que quedan bien, porque no quieres quedar mal en tu papel", opina el vocalista.
No obstante, el artista asegura haber relativizado todos esos complejos, porque "cuando llevas muchas canciones y mucho tiempo", sólo se busca "que la letra quede bien". "Lo que intento al escribir es quedarme bien conmigo mismo, porque si no, esa canción es un puro cuento", remata.
Y lejos de los cuentos, Fito retoma en "Antes de que cuente diez" (Warner) sus personales historias de bares y desamor, de perdedores en definitiva, todas ellas rebozadas de ese estilo en el que tienen cabida swing, blues, jazz, góspel y, por supuesto, rock 'n' roll.
"Intento ofrecer una música con mucha variedad. Cabe piano, saxo, o lo que se me ocurra, pero siempre en clave de rock, porque es mi cultura y, aunque pego pinceladas de swing o góspel, sólo sé hacer ese lenguaje", describe el músico sobre una mezcla que vendió más de un millón de copias de su anterior álbum, "Por la boca vive el pez".
"Antes de que cuente diez", el single que ya ha comenzado a sonar en las radiofórmulas, es sólo un aviso del regreso de Fito a un rock más puro, potente, afilado, en el que la electricidad reclama un espacio que se le había negado en anteriores álbumes de los Fitipaldis.
"El disco se podría haber tocado de muchas formas, pero Carlos (Raya) y yo queríamos seguir desarrollando ese estilo, con canciones que suenan mucho a rock porque hay una banda en la que todos tocan a la vez, como en un directo", expone el cantante sobre un trabajo en el que destacan "Tarde o temprano", "Todo a cien" o "Qué necesario es el rock'n'roll".
Comentario aparte merece "La cuisine de Bernard", un delicioso tema instrumental que despierta las ilusiones de Cabrales: "Me gustaría hacer un disco instrumental, pero me gustaría más hacer un disco y que otros artistas grabaran versiones".
Fito, que califica "Antes de que cuente diez" como el disco "más difícil" de cuantos jalonan su trayectoria, considera que siempre ocurre "lo mismo" cuando se trata de "tu último trabajo". "El motivo de grabar otro disco es que esperas más de él, pero como el margen es mínimo, mejorar muy poco requiere mucho esfuerzo", sentencia.
En la búsqueda de esa excelencia "imposible de alcanzar", el artista, de 43 años, ha vuelto a rotar la formación de los Fitipaldis, dando entrada al batería Pete Thomas -"ha grabado más de 200 discos"- y al bajista Andy Hess -"ha tocado con Tina Turner o Black Crow".
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