Este artículo se publicó hace 13 años.
Camps se crece con los sondeos y lleva la campaña al terreno nacional
Abre la campaña con un retrato idealizado del País Valencià, sin hacer una sola referencia al 'caso Gürtel'
"Ser valenciano es algo realmente impresionante". Francisco Camps resumió ayer su estado de humor en esta frase, apenas una hora después de conocer la encuesta electoral del CIS. Los datos de este organismo dan a su partido una reedición ampliada de su mayoría absoluta. La cifra de 60 diputados autonómicos para el PP, frente a los 54 actuales, flotaba ayer sobre los políticos y los periodistas presentes como un gigantesco bocadillo de cómic que saliera de todas las cabezas. La previsión tuvo la virtud de desatar el habitual triunfalismo del candidato: "Hoy tenemos que estar contentos y pletóricos", dijo, para concluir que "el PP ganará en toda España".
La encuesta pilló a Camps en Sueca. Allí, el presidente compartió una paella con más de 200 militantes y simpatizantes del PP. Recibió besos sonoros de las señoras mayores y fragorosos aplausos animados por la ejecutiva local. Corría el vino entre la concurrencia, en el exterior lucía el sol e, incluso, una espontánea dejó escapar un "¡Ay, Paco!", nada más hacer aparición el presidente. Además, nadie pudo recordarle sus problemas con la Justicia ni la mera existencia del caso Gürtel porque, para variar, no se aceptaron preguntas de la prensa. De esta forma, el ambiente invitaba a los buenos augurios y, todavía más, a las exageraciones.
Vuelve a mostrarse como la quintaesencia de la valencianía'
El discurso fue breve Campsllegó tarde y pasadas las 15:30 había ya cierta impaciencia por probar la paella, pero condensó algunas de las estrategias que desplegará en campaña. Primero, elevar la contienda a nivel nacional. No hay mitin que no aproveche para recordar la importancia que tiene para el PP la cantera de votos que supone el territorio que gobierna. Además, plantea las elecciones como unas "primarias", según sus propias palabras, para los comicios generales. La cuestión de quién gobernará las comunidades autónomas y los municipios queda en segundo plano, porque lo principal es sacar del poder a Zapatero, síntesis de todos los males y a quien recientemente llegó a calificar de "mala persona".
El país idílico' de CampsEn segundo lugar, Camps dibuja un panorama idílico del País Valencià. "Hoy la Comunidad Valenciana está pletórica, tiene identidad propia, estima, orgullo. (...) Somos un pueblo con grandeza, con futuro, con convicción". Con frases grandilocuentes como esta, recurre a una suerte de grandeza intrínseca al territorio, intemporal, situado por encima de los indicadores económicos y sociales, que son tozudamente malos. El País Valencià ha padecido con violencia el estallido de la burbuja inmobiliaria y tiene un 24% de paro, por encima de la media española.
No habla ni se deja preguntar por el caso Gürtel', como si no existiera
En línea con lo anterior, otro de los ejes dialécticos de Camps es presentarse a sí mismo como la quintaesencia de la identidad valenciana. Como muestra, la anécdota con la que remató su discurso de ayer. Desde el estrado, Camps comentó que, debido a los problemas de espalda que le llevaron a pasar por el quirófano hace pocas semanas, todos los días acude a caminar por prescripción médica. Con cierto suspense, anunció que el lugar elegido para ello es la Albufera. Y esta no es una elección cualquiera, sino una muestra de valencianía: "Es una oportunidad de caminar y de sentir nuestra tierra, de sentir el orgullo de ser valenciano. De sentir la grandeza de nuestra comunidad". Con este tipo de frases, el president consigue siempre grandes aplausos del público. Y ayer no fue una excepción.
Camps se presenta a sí mismo como el portador de la antorcha de la verdadera identidad valenciana, "leal a España", como suele repetir, en contraposición con las tradicionales preferencias catalanistas de la izquierda. Así, contenta a la parte de su electorado que proviene de los partidos regionalistas, formaciones que el PP ha vampirizado laboriosamente durante los últimos quince años.
De espaldas al banquilloEn tercer lugar, Camps se esfuerza por obviar la corrupción en cada una de sus comparecencias. Eso, pese a que sus problemas judiciales son graves y variados: el president está imputado por cohecho pasivo impropio en el caso de los trajes. El Tribunal Superior de Justicia (TSJCV) anunció que junto a él se investigará a los principales jefes de la trama, con lo que es posible que todos juntos Álvaro Pérez, El Bigotes, Francisco Correa, y el mismo president, entre otros compartan banquillo.
Y, además, el mismo tribunal estudia la posibilidad de que en el mismo proceso se investigue la presunta financiación ilegal de su partido, a partir de los informes policiales que narran cómo la trama empresarial sirvió de bisagra para que grandes empresas adjudicatarias de la Generalitat financiaran parte de algunas campañas electorales. Frente a esta realidad judicial, Camps defendió con ahínco durante los primeros meses del caso Gürtel la tesis de que es víctima de una persecución orquestada por el PSOE para desprestigiarle. Pero ahora el presidente, sencillamente, no habla de eso. No permite que le pregunten y, si lo hacen, responde con otro tema.
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