Este artículo se publicó hace 13 años.
Caja Madrid: A lo que otros no llegan
La obra social de las cajas ha ido evolucionando con los años. No hace tanto que su principal foco era la cultura y la educación: bibliotecas en todas las ciudades, guarderías cuando las públicas apenas existían o centenares de exposiciones de arte. Su intención ha sido siempre cubrir las necesidades a las que no llegan las administraciones públicas. En los últimos años se han dado cuenta de que hacen falta más actuaciones sociales porque las otras, aunque no las abandonan, las ha ido cubriendo el Estado y, por mucho que les duela decirlo, son menos urgentes.
Caja Madrid, que cuenta con 130 millones de presupuesto para 2011, es una prueba de ello. Sin dejar de lado centros como la Casa Encendida, ahora tiene entre sus proyectos estrella la creación de una red de infraestructuras sociales en la Comunidad de Madrid. Son diez centros, que han contado con una inversión de 22 millones, especializados en la atención a enfermos de Parkinson, a gente sin hogar o a exdrogadictos. Para poner en marcha este último centro ha hecho un gran fichaje, quizá el mejor: el padre Garralda.
Pero lo que más urge ahora es dar de comer a los que no tienen ni para eso. Como tantas otras cajas, Caja Madrid apoya a todos los bancos de alimentos del país.
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