Este artículo se publicó hace 17 años.
La caída del dólar irrumpe en la tercera cumbre de la OPEP
El debilitamiento del dólar se convirtió hoy en la manzana de la discordia entre los trece países miembros de la OPEP y dejó al descubierto las grietas internas de esta organización que mañana abre en Riad su tercera cumbre de jefes de Estado.
Fue un error, y se desconocía esta noche de quien, el que la disputa interna apareciera de pronto en la televisión del centro de prensa del Hotel Intercontinental, donde 39 ministros negociaban a puerta cerrada el texto de la "Declaración de Riad".
Se vio cómo el ministro venezolano de Petróleo, Rafael Ramírez, rechazaba el proyecto de declaración y proponía que lo debatieran los jefes de Estado al tratarse de asuntos políticos.
"Si deciden que no es viable un banco, que lo digan ellos. Si deciden los jefes de estado y gobierno que no es viable la cooperación entre las empresas estatales, o las universidades, que lo digan ellos", dijo Ramírez.
Pero las palabras que más llamaron la atención de la prensa fueron la del ministro saudí de Exteriores, Saud al Faisal, cuando se opuso a que la declaración final de la cumbre mencione la preocupación que les causa a los productores de crudo el debilitamiento del dólar.
"Mi impresión es que la sola mención de que los países de la OPEP están estudiando el asunto del dólar alcanza por si misma para tener un impacto que dañe los intereses de nuestros países", dijo.
Irán, apoyado por Venezuela, había pedido que se incluya una cláusula que encomiende el estudio de los daños financieros que sufren los países de la OPEP por la pérdida de capacidad adquisitiva de los ingresos que obtienen por la venta del "oro negro", ya que esta materia prima cotiza en la moneda estadounidense.
Poco después de que se interrumpiera la transmisión del debate, los ministros abandonaron la sala y el secretario general de la OPEP, el libio Abdalá Salem El-Badri, aseguró que el problema del dólar no se mencionará en el documento.
"Es un asunto individual de los países", dijo El-Badri, en relación a eventuales medidas que se puedan adoptar para resolver los problemas causados por el debilitamiento del billete verde.
Así, en este asunto se impuso Arabia Saudí, el mayor exportador mundial de petróleo, que ha organizado por todo lo grande esta cumbre, tan sólo la tercera desde la fundación de la OPEP en 1960, pero el involuntario exhibicionismo de las disputas eclipsó los asuntos que iban a centrar el evento.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue el primero de los Jefes de Estado en llegar a esta capital hoy, y sellará con su presencia la reincorporación de su país a la OPEP, tras haberla abandonado en 1992.
Además de celebrar la vuelta de la nación andina en un año en el que además se amplió con la adhesión de Angola, la OPEP se dispone a vestirse de verde en esta cumbre, expresando su determinación a contribuir para mitigar el cambio climático.
La organización se propone la creación de un fondo para fomentar el desarrollo de tecnologías limpias y de "captura y almacenaje de carbono", como medidas favorables al medio ambiente que no perjudican los intereses de los productores de petróleo.
Frente a las crecientes medidas de eficiencia energética y desarrollo de fuentes alternativas que están adoptando los consumidores para reducir su dependencia del petróleo, la OPEP pedirá garantías de la demanda futura.
"Como nos comprometemos al suministro, pedimos seguridad en la demanda", dijo el ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, y recordó que la falta de esa seguridad puede poner en riesgo las inversiones en el sector que hoy se consideran necesarias para evitar una escasez energética en el futuro.
Además de reiterar su compromiso de mantener abastecido al mercado, se espera que la OPEP decida fortalecer su ayuda al desarrollo de los países más pobres.
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