Este artículo se publicó hace 13 años.
La cachimba no sobrevive a la Ley Antitabaco
Las teterías donde se fuman pipas de agua denuncian que la clientela ha caído
Las teterías árabes ya no son lo que eran. Sus propietarios confiesan que su clientela ha caído en picado desde que entró en vigor la Ley Antitabaco. Sin cachimbas con tabaco no apetece degustar el té, explican. "Los clientes dicen que no les sabe a nada", explica Alí, que regenta el bar libanés Habibi, en el barrio madrileño de Lavapiés. Sólo una mesa está ocupada.
Judo, camarero de la tetería Babilonia explica que cuando entró en vigor la ley, el 2 de enero, los locales no supieron qué sustancia usar para las cachimbas. Hasta el momento, usaban un preparado con tabaco y hierbas aromáticas. El dueño del local compró cachimbas electrónicas, pero los clientes las rechazaron. La solución llegó a finales de febrero: una mezcla de hierbas sin tabaco. Pero tampoco gustó. "Nuestra clientela ha bajado un 70%", se queja Judo.
La tetería egipcia de Sobiestá vacía. Es media tarde. Uno de los atractivos del local, que sólo sirve té y alguna pasta, eran sus pipas de agua. A diferencia de los cigarrillos, fumar en shisha forma parte de un ritual. No vale con dejar el té en la mesa y salir con la cachimba a la calle. "Muchos bares han cerrado. Apenas hay clientela", denuncia Yasser, encargado del restaurante El Basha, en la calle de Huertas de Madrid.
En Barcelona, la Cafetería Amir de Nit, en el barrio de Gràcia, era uno de los establecimientos más conocidos para tomar té y fumar en shisha. La mezcla de hierbas sin nicotina no convenció a los clientes: ha perdido más de la mitad de la clientela.
En el barrio del Raval, el dueño de un local asegura que, desde que cambiaron de producto, su clientela árabe no ha vuelto a fumar en su bar. "Cuando les digo que no es tabaco, no quieren, contradice la esencia de fumar en shisha", asegura. Cuenta que hay un local al que algunos compatriotas van para inhalar "tabaco de verdad".
La esencia es la nicotinaEl local transgresor se esconde en el Raval. Dentro hay tres personas. El dueño asegura que el producto que se fuma es legal. Sin embargo, algunos clientes confirman, en la calle, que también se da tabaco. "La shisha hay que fumarla con tabaco, si no, no tiene sentido", afirma uno de ellos.
Hubo locales que, con la ley, decidieron prescindir de las shishas, como la cafetería La Clandestina, en el barrio Gótico. "No teníamos una clientela fija que viniese a fumar en pipas de agua, así que decidimos retirarlas", cuenta Nieves, camarera. A diferencia de las teterías árabes, la cachimba no era su esencia.
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