Este artículo se publicó hace 6 años.
La bulla feminista desborda Sevilla
Más de cien mil personas participan en las movilizaciones del 8M, en una jornada que arrancó con la televisión autonómica Canal Sur en negro por la huelga de sus periodistas y presentadoras
Daniel Cela
Sevilla-
En Sevilla, en lenguaje cofrade, a las multitudes exorbitantes, las llaman bullas. La de este 8 de marzo ha sido la mayor bulla que ha vivido la capital andaluza en años.
Algunas han comparado esta multitud feminista con la marcha del No a la guerra, otros con la manifestación para que ETA liberara a Miguel Ángel Blanco. Las más veteranas no habían visto algo así desde el 4 de diciembre del 77, fecha simbólica en Andalucía, cuando un millón de andaluces inundó las calles para reclamar una autonomía plena.
En Sevilla las autoridades y las convocantes subestimaron el alcance de la marcha. La Plaza Nueva, punto de partida de la manifestación, se desbordó con miles y miles de personas, en su mayoría mujeres de todas las edades, pero también muchos hombres. La Policía cifró la participación en más de 100.000 personas.
La marcha estuvo detenida casi una hora antes de empezar a moverse a empujones. La calle Tetuán, por donde debía discurrir la comitiva, se convirtió en un embudo, demasiada gente para avanzar. La Policía tuvo que abrir calles colindantes para que finalmente el tumulto se expandiera como una mancha de aceite por toda la ciudad.
Todo el centro de Sevilla se vio invadido por el grito feminista. Mujeres que lloraban de emoción, “por haber llegado a tiempo para ver cómo cambia todo”; “por llegar demasiado mayor”; “por no haber llegado antes”.
La multitud llegó con cánticos y tambores hasta el bulevar de la Alameda, un espacio diáfano que también desapareció bajo miles de mujeres pletóricas. Muchas habían venido de los pueblos que rodean Sevilla.
El manifiesto se leyó, pero quedó apagado entre la multitud.
Por la mañana los andaluces se habían despertado con Canal Sur Televisión en negro, porque las presentadoras estaban en huelga. Desde entonces en adelante vivieron una jornada que muchos califican de “histórica”.
Al caer la noche, Sevilla echó mano de su espíritu competitivo y quiso comparar a qué otras ciudades habían ganado en participación.
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