Este artículo se publicó hace 15 años.
Brown condena los paros contra la contratación de extranjeros en Reino Unido
El primer ministro británico, Gordon Brown, calificó hoy de "no defendibles" las huelgas espontáneas desatadas en refinerías y centrales energéticas del Reino Unido en protesta contra la contratación de trabajadores extranjeros.
En declaraciones a la cadena pública BBC, Brown dijo entender las preocupaciones de los huelguistas, pero subrayó que los paros "no son lo correcto".
"Ningún otro gobierno en la historia ha hecho más para intentar encontrar formas de ayudar a la gente desempleada a volver al trabajo tan pronto como sea posible", indicó el jefe del Gobierno.
Hasta trece huelgas se han declarado en este país en solidaridad con los empleados de la refinería de Lindsey en North Lincolnshire (norte de Inglaterra), donde trabajan un centenar de italianos y portugueses y se prepara la llegada de más mano de obra foránea.
A ese respecto, el ministro británico de Empresa, Peter Mandelson, ya advirtió este sábado de que el proteccionismo podría convertir la recesión que sufre el país en una depresión.
"Serían un enorme error abandonar una política en la que, según las reglas, las compañías del Reino Unido pueden operar en Europa y las compañías europeas pueden operar aquí", señaló Mandelson.
El Ejecutivo ha encomendado las negociaciones para resolver la disputa al llamado Servicio de Arbitrio y Conciliación (Acas, en sus siglas inglesas).
Ese organismo está manteniendo durante el fin de semana contactos con representantes de los empleadores y los sindicatos.
Además, líderes sindicales y representantes de las empresas afectadas tienen previsto reunirse en los próximos días en Londres para resolver el contencioso.
Más de un millar de trabajadores secundan las protestas y los paros en varios puntos del país para manifestar su malestar ante la decisión de la petrolera francesa Total de contratar a trabajadores extranjeros para una de sus refinerías.
Las movilizaciones empezaron tras anunciar Total el pasado miércoles que la empresa italiana IREM se adjudicaba el contrato para construir una nueva unidad de procesado en la refinería de Lindsey.
A día de hoy, un centenar de empleados italianos y portugueses se encuentran trabajando en la planta, pero se espera que el próximo mes lleguen 300 obreros más, algo que los trabajadores británicos consideran "escandaloso".
El paro de esa la refinería, donde más de 600 trabajadores continúan con las protestas, ha provocado huelgas de apoyo en instalaciones energéticas de todo el país.
Los manifestantes portan pancartas en las que piden a Gordon Brown, que garantice, tal y como prometió el año pasado, "un empleo británico a cada trabajador británico".
Sin embargo, el secretario de Estado de Empleo, Pat McFadden, ha precisado que la promesa de Brown, hecha durante el congreso anual del gubernamental Partido Laborista el pasado septiembre, no significa que se vaya a animar a las compañías británicas a violar las leyes europeas sobre la libertad de movimiento de trabajadores.
Los sindicatos, por su parte, insisten en que no se trata de una protesta contra los trabajadores extranjeros, sino "contra las compañías extranjeras que discriminan a los trabajadores británicos".
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