Este artículo se publicó hace 15 años.
Brown agudiza el declive del neolaborismo británico
Los sondeos predicen la derrota del partido gubernamental en las elecciones de 2010
La crisis económica ha proporcionado dos pasajeros respiros al desastroso liderazgo de Gordon Brown. El primer ministro británico recuperó prestigio con su plan de recapitalización de la banca. Los medios también celebraron la Cumbre del G-20 de Londres como uno de sus éxitos.
Pero la crisis ha desvelado las genuinas credenciales del neolaborismo. El anterior premier, Tony Blair, y su entonces ministro del Tesoro, el propio Brown, alinearon al partido de los trabajadores con el libre mercado y el capital. Blair adoptó el credo thatcherista de desregulación de los mercados, baja fiscalidad y limitado papel del Estado.
Brown reformó el mecanismo de control financiero y cedió al Banco de Inglaterra las riendas de la política monetaria. Creó un triunvirato supervisor, integrado por el banco central, el Tesoro y la Autoridad de los Servicios Financieros, que ha resultado ineficaz a la hora de detectar el colapso de los bancos británicos, que han tenido que ser rescatados con dinero público.
Dos millones de paradosEl primer ministro evitó la destrucción del sistema financiero a causa de una crisis que contribuyó a generar, según le reprochan los conservadores. Y a medida que la recesión genera más de dos millones de parados, el Gobierno y la oposición difieren en sus recetas a corto y largo plazo.
Brown apuesta por la inversión estatal para hacer frente al parón económico y, por primera vez desde 1997, aumentará la carga fiscal sobre los ricos en abril de 2010. Con los sondeos de opinión pronosticando la derrota del neolaborismo en las elecciones de 2010, ha retrasado los programas de recorte del gasto necesarios para sanear las arruinadas finanzas públicas.
La guerra de Irak destruyó la carrera política de Blair. Su sucesor se tambalea con las zancadillas que él mismo se pone. Mientras tanto, el líder conservador, David Cameron, está moldeando la derecha británica en un conservadurismo "compasivo y progresista". Medios afines le definen como "el tory rojo".
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