Este artículo se publicó hace 14 años.
El Boxeo, la Rusia imperial y el aroma del café inspiran la moda masculina
El café, en todas sus formas, su aroma, su fabricación, sus colores; el boxeo hasta el lujo extremo, la Rusia imperial y el movimiento "Buffalo" de finales del siglo pasado inspiraron algunos de los desfiles de moda masculina presentados hoy en París para el otoño-invierno 2010-2011.
Jean-Paul Gaulier optó por el boxeo y se entregó a fondo a su universo, desde la indumentaria propuesta a la escenografía de su pasarela, convertida en un verdadero espectáculo, con ring, árbitro y pelea incluida.
La protagonizaron a lo largo de todo el desfile dos mujeres que poco a poco se fueron desmelenando en la batalla, mientras los modelos cruzaban junto al cuadrilátero por dos de sus lados.
No fueron las únicas entregadas al deporte, pues al inicio de la colección también combatían algunos hombres, que pronto dejaron su espacio enteramente a la moda.
Pese al tema elegido, para lucir músculo no será necesario practicar en exceso o pasar la vida en el gimnasio, bastará con colocarse una camiseta "ad hoc" de Gaultier, con o sin chaqueta encima, y mostrar cómodamente hombros y abdómenes de ensueño.
Pantalones de satén cortos, característicos del boxeo masculino, -las dos chicas del encuentro se debatían en medias y corsé negro- albornoces a juego, forrados de brillantes materias, generalmente con capucha, ajustados botines de cuero, pantalones pitillo o casi medias, marcarán tendencia el invierno que viene con Gaultier.
Del brillo del satén al esmoquin de gala hay una pequeña distancia que el modisto supo dar con su característica genialidad para ofrecer misteriosos conjuntos de noche, negros por fuera y blancos resplandecientes por dentro; o elegantes trajes pantalón portados bajo abrigos cortos o largos, entonces con solapa de satén.
Issey Miyake exploró el mundo del café, colocó algunos sacos "ad hoc" procedentes de Guatemala entre los asientos de sus invitados y les ofreció el líquido y amargo elemento al llegar a su desfile.
Con la firma japonesa el invierno podrá parecer a veces estival, en colores café, vivos naranjas, rojos y verdes, y texturas también refrescantes.
Los trajes pantalón estarán bellamente arrugados, los chalecos, sin perder virilidad, se construirán con el característico plisado de la casa.
Grandes cuadros amarillos y negros, pantalones vueltos bicolores, y estampados de camuflaje fueron algunos elementos claves de su colección, pensada para ofrecer desde luego confort y comodidad, además de belleza.
Desde la Rusia imperial y la tradición folclórica eslava llegó al barrio del Marais "TSAR", la cuarta colección de Francisco van Benthum en París.
Marrón, oro, beige, negro, gris, naranja y rojo fueron sus colores, para crear siluetas redondeadas, con prendas de dimensiones considerables, pantalones de talle alto y conjuntos adornados a veces con incrustaciones manuales de bordados y efectos patchwork.
Muy intelectual, el modisto francés de origen argentino Gaspard Yurkievich fue a buscar su inspiración a la segunda mitad de la última década de los años 80, cuando emergió el movimiento "Buffalo", impulsado por Ray Petri.
Para este creador, más que un estilo indumentario, Petri impulsó una manera de ser, una actitud ante la vida capaz de aportar elegancia al estilo urbano, como la que él quiso proponer a sus clientes para la próxima temporada invernal, en la que un accesorio será fundamental: el bolso.
Tomará forma de mochila, de banana posterior, de bolso grande y largo, ancho y recto; y podrá estar confeccionado con el mismo estampado pata de gallo que la chaqueta o el abrigo que acompañe; será de cuero o de plástico, de inspiración ciudadana o de paracaidista, casi siempre con múltiples bolsillos.
En contraste con tan amplia gama de inspiración, el modisto brasileño Gustavo Lins se concentró en su propia trayectoria y presentó hoy a la prensa "un resumen de todo lo que he hecho hasta ahora", explicó a Efe.
"Lo que me interesa es jugar con los códigos masculinos", como la sastrería europea, muy construida, y al mismo tiempo mezclarlos con otros como los del quimono, añadió Gustavo Lins, quien la semana próxima mostrará su arte en las jornadas de alta costura para el verano 2010.
En la colección "hay una parte un poco española de mi vida, una parte brasileña, una parte japonesa, porque siempre trabajo con quimonos", y un parte de sastrería, añadió el artista, que vivió tres años en Barcelona, donde "aprendió su profesión", y que reside desde hace 20 en París.
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