Este artículo se publicó hace 15 años.
Bob los pone gozosos
Cuando se piensa en juguetes eróticos se piensa en mujeres. Y aunque la industria nos mima más que a ellos, el sexo masculino también tiene fetiches; menos conocidos que el Rabbit de Sexo en Nueva York, pero igualmente placenteros.
BOB es uno de ellos. Su cuidado diseño está pensado para estimular el punto P (“masaje de próstata”, precisa el fabricante escandinavo Lelo).
Como toda la gama de la marca, su textura es suave –está fabricado en silicona de grado médico–, aterciopelada y flexible. Se presenta en una caja que incluye manual, bolsita de satén para llevarlo donde quieras y garantía por un año. Sus discretas dimensiones permiten que un poco de lubricante baste para que se adapte perfectamente al cuerpo. Eso sí: deberá ser de base acuosa, porque los de silicona pueden dañar la textura del juguete.
Como todos los dildos –y esa es la gracia que los distingue de los vibradores– BOB no te lo da todo hecho. Saber moverlo dentro de tu pareja o dentro de uno mismo puede llevarte al delirio. Desde la boutique
madrileña La Juguetería aconsejan usarlo como un complemento al sexo oral y a la penetración. Amortizar los 39 euros que cuesta dependerá de ti.
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