Blair: "Sigo pensando que había armas de destrucción masiva"
El ex primer ministro británico declara esta mañana en Londres ante la comisión de investigación sobre la invasión
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Tony Blair no se arrepiente de haber llevado al Reino Unido a la guerra de Irak. Y si fuera necesario lo volvería a hacer: "Responsabilidad, pero no remordimientos".
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Éste es el resumen que se puede hacer de la comparecencia que durante más de seis horas ha hecho el ex primer ministro británico ante la comisión que investiga los motivos que llevaron al Reino Unido a intervenir junto con EEUU para derrocar a Sadam Husein.
Que Blair no se arrepiente de aquello se adivina solo con ver una de sus últimas respuestas: "¿Qué le diría a los iraquíes sobre el papel de la coalición en Irak?". Blair enumeró tres puntos: "Que gracias a esa intervención han tenido sus primeras elecciones legislativas, pueden elegir a sus representantes y tienen una Constitución; que estamos con ellos después de la guerra; y que los miembros de la coalición no eran los que mataban, sino los terroristas e insurgentes".
El testimonio más esperado desde que empezó la comisión encabezada por Sir John Chilcot, Sir Lawrence Freedman, Sir Martin Gilbert, Sir Roderic Lyne y la baronesa Usha Prashar, no ha despejado muchas dudas sobre los motivos de la guerra. En parte por las respuestas evasivas de Blair, en parte porque sus entrevistadores no han querido incomodarle.
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De hecho, en la mayoría de las ocasiones Blair estaba muy cómodo contestando a las preguntas. Básicamente porque ha contestado lo que él quería y no a lo que le estaban preguntando.
Llama la atención la postura del ex primer ministro en muchos de los asuntos que se han ido aclarando con el tiempo. Para empezar, queda claro que pese a las evidencias, Blair sigue creyendo que Sadam Husein seguía desarrollando armas químicas. Y lo ha repetido cada vez que los miembros de la comisión le han preguntado. "Estoy convencido de que Sadamtenía armas de destrucción masiva" dijo Blair en multitud de ocasiones.
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Y esa es la razón que llevó al Reino Unido a la guerra. Incluso aunque hubiera dudas, "si había alguna posibilidad de que desarrollara armas de destrucción masiva, teníamos que detenerlo". El argumento suena a caduco, pero es coherente con lo que tanto él como Bush sostuvieron en marzo de 2003 para justificar la invasión.
Pruebas no ha podido dar ninguna. Si acaso, ha recurrido a lo mismo en lo que se escudaban tanto Bush como él entonces: "Sadam Husein estaba utilizando las armas contra sus propios ciudadanos".
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Sobre los vínvulos de Sadam Husein con Al Qaeda, Blair tampoco se ha atrevido a desmentirlo, pero no le ha quedado más remedio que matizarlo. "Después del 11-S cambió nuestra concepción del riesgo que suponía Sadam Husein. Si el 11-S no hubiera sucedido, la valoración del riesgo que suponía la amenaza de Sadam Hussein no hubiera sido la misma. Después del 11-S, nuestra posición, la posición de EEUU, cambió de forma dramática", dijo.
Como los miembros de la comisión no quedaron satisfechos con la respuesta, Blair optó por poner un ejemplo de actualidad. "La situación de entonces. aunque no hubiera evidencias firmes es la que me produce ahora Irán. Sabíamos que Sadam estaba apoyando económico a terroristas suicidas en Palestina y eso suponía un peligro de desestabilización para toda la zona de Oriente Medio muy peligroso. Con Irán pasa hoy en día lo mismo. Teherán sigue desarrollando su programa nuclear y da apoyo a organizaciones terroristas".
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La conversación giró una y otra vez en torno a este tema. "Creía usted que había armas de destrucción masiva incluso cuando todo el mundo lo negaba?", le espetó Sir Lawrence Freedman. Blair se quedó callado por un momento y dudó de su respuesta. Al final respondió que "para mí en aquel momento estaba muy claro que Sadam era una amenaza real". "Este hombre era un profundo psicópata", llegó a decir.
Blair ha intentado dar todo tipo de argumentos para sostener la invasión. El principal es que como las sanciones no estaban funcionando, entonces no quedaba otra opción. "Sadam estaba gastando miles de millones de dólares de manera ilícita. Tenía dinero, pero no lo estaba usando para comprar comida y medicinas para su gente. En Irak morían en 2003 más niños que en el Congo".
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Además, el ex primer ministro se ha esmerado en repetir que "si no hubieramos parado a Sadam entonces, hoy en día constituiría un peligro mayor y estaría compitiendo con Irán en el desarrollo nuclear, lo que a la larga habría afectado a todo Oriente Medio".
Otro de los puntos fuertes se ha centrado en aclarar cuándo decidieron Bush y Blair que iba a haber guerra en Irak. En audiencias anteriores de la comisión, se pudo escuchar de boca de Simon Webb, ex director general del Ministerio de Defensa, que EEUU había planteado la invasión ya en 2001.
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También ha ocupado mucho tiempo de la primera parte de la comparecencia el hecho de que Reino Unido fuera a la guerra con EEUU de manera incondicional y sin contar con Naciones Unidas. De esto se ha desprendido de que durante la reunión que Blair y Bush mantuvieron en el rancho crawford en Texas, Londres se había comprometido a actuar militarmente si era "lo que había que hacer".
"Si no había otra alternativa a la intervención militar, ellos sabían que no estaban solos", dijo antes de reconocer que no todos los países europeos estaban de acuerdo con este plan. Asimismo, aseguró que él pensó en aquel momento y seguía pensando que si iban a la guerra "teníamos que ir con todo".
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Después de varias horas de exposición, la comisión se centró en la legalidad del conflicto. Blair dio a entender que si hubieran tenido la más mínima certeza de que era una guerra ilegal no habrían ido. La respuesta venía después de que el ex líder laborista recibiera numerosas preguntas sobre la interpretación de la resolución 1441 de Naciones Unidas y los consejos legales que Whitehall había ido recibiendo de sus colaboradores.
Llama la atención que el entonces Fiscal general, Lord Golsmith, primero sostuviera ante el Gobierno que había que esperar a una nueva resolución de la ONU antes de atacar y varios días después decidiera que no hacía falta. "Si el fiscal general hubiera dicho que la guerra era ilegal, no se habría puesto en marcha la operación militar", aseguró.
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Una de las últimas partes de la comparecencia ha girado en torno a la preparación de los soldados británicos para la guerra y el conocimiento real que había sobre la situación política y social iraquí.
Blair se continuó culpando al dictador iraquí del desastre para los civiles y las tropas de la coalición que siguió al final oficial de la guerra, asegurando que su relación con los terroristas era la causa para que la insurgencia hubiera tenido tanto éxito.
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Una vez derrocado Sadam Husein, en realidad se había descabezado a toda la clase política iraquí y el país se paralizó porque ni EEUU ni Reino Unido habían preparado una transición política que llevara a la democracia.