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Un billón de dólares para terminar con la crisis

Se luchará contra los paraísos fiscales y se controlará más a los bancos a partir de ahora

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Al final, todos contentos. La cumbre del Grupo de los 20 (G-20) en Londres tuvo intriga y tensión hasta última hora, pero finalmente los 24 países participantes moldearon un acuerdo que captó la atención de los medios de comunicación (un billón de dólares es un buen titular), agradó a las bolsas y dejó satisfechos a los representantes de las principales economías del mundo.

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Al contrario que la cita de Washington, de la que salió más retórica que otra cosa, la cumbre de ayer, tras ocho horas de reuniones, fue pródiga en cifras. La primera sorpresa del día fue que el Fondo Monetario Internacional (FMI) va a triplicar sus recursos, pasando de 250.000 millones a 750.000 millones de dólares (558.000 millones de euros). Hasta ahora, como recogió la cumbre europea de Bruselas, se había hablado de llegar sólo hasta 500.000 millones de dólares. Esa munición financiera se destinará a conceder ayudas a los países en dificultades y se financiará con las aportaciones de los países miembros. Europa, por ejemplo, se ha comprometido a suscribir 100.000 millones de dólares (unos 74.000 millones de euros), de los que España tendrá que poner alrededor de 4.000 millones de euros, según avanzó el presidente del Gobierno. Ese dinero, sin embargo, no se sacará de los presupuestos del Estado, sino de las reservas del Banco de España, y por tanto no computará como déficit público.

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A fallback.

Además, el FMI, que va camino de convertirse en el bombero principal de la crisis económica global, va a lanzar una emisión de Derechos Especiales de Giro por valor de otros 250.000 millones de dólares. Esta decisión supone, en la práctica, darle a la máquina de imprimir dinero, porque los países miembros del Fondo podrán usarlo, en la proporción que les corresponda según sus cuotas, para sus necesidades nacionales.

Otros 250.000 millones de dólares (185.000 millones de euros) fueron aprobados para apoyar el comercio internacional durante los próximos dos años. Se trata de una inyección para avalar o respaldar las operaciones de exportación, que están siendo muy castigadas por la crisis internacional, sobre todo en los países más pobres. Estos recibirán también una ayuda de 100.000 millones de dólares a través de los bancos multilaterales de desarrollo (las entidades regionales), y habrá igualmente un fondo de 6.000 millones de dólares en el FMI para prestar a los países más pobres.

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En total, 1,106 billones de dólares (823.000 millones de euros) que pueden suponer una inyección de confianza para la maltratada economía mundial, y que se suman a los 5 billones de dólares que representan las medidas de estímulo fiscal ya adoptadas.

Pero en la cumbre no hubo sólo cifras. También se sellaron compromisos para reformar el sistema financiero mundial, aunque el grado de concreción de esos pactos es irregular. Quedó muy claro, por ejemplo, que se va a atar corto con medidas de control y supervisión a las agencias de calificación de crédito y a los fondos de alto riesgo (hedge fund), aunque en este último caso sólo estarán sometidos a escrutinio aquellos que tengan importancia "sistémica", es decir, los más grandes.

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La batalla contra los paraísos fiscales, que fue otro de los grandes caballos de batalla de la cumbre, se saldó con un texto duro en la forma pero menos ambicioso en el fondo. Se aprueba actuar contra las jurisdicciones no cooperativas, como se les llama en la jerga técnica, e incluso se dice que "estamos preparados para imponer sanciones", pero sin ir más allá. El debate sobre la famosa lista negra se resuelve salomónicamente, emplazado a la OCDE a hacer publico un informe esa misma tarde.

Más ambigua es la referencia a las retribuciones de los ejecutivos, que se liga a imprecisos mecanismos sostenibles y principios de responsabilidad corporativa, aunque es cierto que habla de "todas las compañías" y no sólo de las entidades financieras.

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¿Quién gana y quién pierde en la cumbre? De las declaraciones posteriores de los líderes no cabe extraer ninguna conclusión, porque todos se manifestaron encantados con el resultado. El más solemne fue el primer ministro británico, Gordon Brown, en su papel de anfitrión de la cumbre. Brown dijo que la recuperación económica llegará antes de lo previsto. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que el resultado es "casi histórico" y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, también parecía encantado con el desenlace.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue la gran estrella de la cumbre por ser su primera gran comparecencia en el escenario internacional, y su discurso final estuvo lleno de apelaciones al contenido histórico de la reunión. Obama dijo que la cumbre es un "punto de inflexión" en la economía mundial, y resaltó el carácter coordinado de las medidas adoptadas "Hemos aprendido de los errores del pasado", dijo. A su juicio, la cumbre se ha preocupado sobre todo de "los más vulnerables". "Esto no es la panacea, pero hemos puesto los cimientos de la recuperación, y si esto no funciona, tomaremos las decisiones adecuadas hasta que se arregle", afirmó el presidente norteamericano.

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1 Todos juntos
El comunicado subraya la importancia de compartir los problemas y las soluciones de la crisis económica global.

2 Restaurar el crecimiento
El informe estima que los planes fiscales ya puestos en marcha suman 5 billones de dólares hasta finales de 2010. Ahora se aprueban otros 1,1 billones de dólares.

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3 Reforzar el control del sistema financiero
Se otorga un papel activo al Consejo de Estabilidad Financiera, antes Foro de Estabilidad Financiera, en el establecimiento de los criterios para cambiar la supervisión y la regulación. En el nuevo Consejo, España estará representada.

4 Más poder para el fmi y los bancos regionales
El Fondo Monetario Internacional dispondrá de unos recursos muy importantes para rescatar economías en apuros. Los bancos multilaterales de desarrollo también consiguen más dinero para ayudar a los países emergentes.

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5 No al proteccionismo
Se reafirma el compromiso de de frenar la imposición de nuevas barreras al comercio en bienes y servicios. Además, se rectificarán las medidas proteccionistas ya en marcha.

6 Una recuperación más justa para todos
La mejora de la economía debe beneficiar a todos los países, sobre todo a los más vulnerables. Además de las ayudas de los bancos regionales, el FMI venderá oro para financiar 6.000 millones de dólares para los países pobres.

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7 Nueva cumbre
Habrá una nueva reunión del G-20 antes de fin de año. 

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