Este artículo se publicó hace 13 años.
La Bien Querida tuvo una experiencia paranormal y sobrevivió para contarlo
Nuestras giras empiezan en casa. La mayoría de los músicos que intentamos vivir de esto estamos en crisis perpetua, por lo que hemos de mirar la manera más económica de viajar buscando los hoteles más baratos, gestionando el alquiler de la furgoneta . A veces, también por capricho, preparo la comida para los viajes. El pollo empanado con pimientos de piquillo tiene mucho éxito entre los chicos. No lo hago por hacer de madre sino porque en las áreas de servicio de España se come fatal y porque soy la única mujer en el grupo y de ellos no sale.
La noche anterior escojo entre mi vestuario qué me pondré para el concierto y siempre intento buscar una conexión con el lugar donde tocamos. Cada vez es más complicado, pero también más divertido, porque tengo un montón de faldas repartidas entre Madrid y Barcelona.
"Nosotros no somos muy drogadictos: lo nuestro es la cerveza, un requisito indispensable en los conciertos", explica la cantante
Solemos quedar siempre en el mismo sitio y nos ponemos en marcha. Al principio no estamos para mucha charla por el madrugón. Pero me encanta ver amanecer en el Baix Llobregat. Siempre pego la nariz al cristal de la furgoneta para verlo.
Los músicos son Manolo, Ramón, David, Tillo y el técnico de sonido, que también viaja con nosotros, es Pere. Manolo, el batería, es un músico de tablaos y, cumpliendo el tópico, el más fiestas del grupo. Cada viaje cuenta los mismos chistes, pero siempre hacen gracia, y si no los ríe él a carcajadas. No somos mucho de poner música en la furgoneta pero, si es así, él se suele encargar. Nos pone flamenco y música de gente que toca muy bien.
Ramón es el bajista. Nos viene muy bien que esté con nosotros porque, además de ser un musicazo, le puedes preguntar cualquier cosa del Universo y siempre tiene respuesta. Es físico. Nunca le hemos preguntado, pero seguro que se sacó la carrera con nota. Y además sabe beber.
David es el guitarrista. Es mi novio así que no extenderé mucho, no sea que diga alguno feo y tenga bronca en casa. Hay gente que se mete mucho con él, pero no se parece en nada a la imagen pública que pueda dar.
Tillo es teclista, flautista y nuestro hombre Zen. No sé si tiene que ver con su carácter o porque es el que lía los porros en la furgoneta. Casi siempre se los fuma él solo con David. Son los únicos fumadores que quedan.
Pere, el técnico, es nuestro hombre de confianza. Aunque no parezca que se pueda confiar mucho en él cuando, después de los conciertos, te lo encuentras en las barras.
Ya estoy llegando casi a los 3200 caracteres que me han pedido ...¿Cosas que contar? Que no somos muy drogadictos: lo nuestro es la cerveza, requisito indispensable en los conciertos. O que en esta industria' lo mejor, sin duda, son los músicos. Hemos hecho infinidad de amigos. ¿Una anécdota? Una brutal. Después de tocar en Alburquerque hace unos años, y volviendo de madrugada por una carretera comarcal a nuestro hotel en Badajoz, una luz silenciosa y fortísima estuvo siguiendo desde arriba y desde muy cerca, la furgoneta durante un par de kilómetros, iluminando el interior. Dejó de sonar la radio y los móviles se apagaron. Le dijimos a Pere que parara, por miedo. Cuando lo hizo vimos, por el cristal delantero de la furgoneta, la luz seguir su camino y elevarse hacia el cielo extremeño. Ahí queda eso.
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