Este artículo se publicó hace 15 años.
Berlín: Rosa Luxemburgo, un cadáver oculto
La líder comunista y revolucionaria jamás fue enterrada en el cementerio berlinés de Friedrichsfelde
Un herbario conservado en un archivo del comunismo en Polonia podría resolver el misterio del cadáver de Rosa Luxemburgo (1871-1919). La líder comunista y revolucionaria jamás fue enterrada en el cementerio berlinés de Friedrichsfelde, al que acuden miles de personas cada segundo domingo de enero para rendirle homenaje.
Sus restos se conservan en realidad en el depósito del Instituto de Medicina Forense del hospital de la Charité, según el director del Instituto, Michael Tsokos, y el historiador Jörn Schütrumpf, editor de las obras de Luxemburgo. "El herbario de Polonia es la única pista fiable", dijo Schütrumpf a Público.
El forense se dirigió a la opinión pública para encontrar descendientes de Luxemburgo. Un objeto personal permitiría hacer la correspondiente comparación de ADN. En el álbum polaco, que según Schütrumpf se conserva "en perfecto estado", podrían hallarse restos de piel, cabellos o saliva de Luxemburgo.
Tsokos asegura haber recibido "centenares de pistas" de países como Polonia, Francia y Holanda. Nadie ha llamado aún de EEUU, donde viven los descendientes de un antiguo amante de Luxemburgo, al que ella regaló un rizo de su cabello. Las huellas también podrían buscarse en los sellos de las cartas de Luxemburgo que se conservan en el archivo socialdemócrata de Bonn, pero la revolucionaria escribía tantas, que los pegaba con agua, no con saliva.
Los rumores de que un cadáver del sótano podría ser el de Luxemburgo, vieja leyenda del Departamento de Patología, no pasaron desapercibidos a Tsokos cuando se puso al frente del citado Instituto a principios de 2007. Le llamó la atención que ese cuerpo, sin cabeza, manos ni pies, fuera el único sin información sobre su procedencia. Sus características físicas coinciden con las de la revolucionaria: Rosa medía un metro y medio, renqueaba por un defecto de cadera y murió a los 47 años.
Luxemburgo fue detenida el 15 de enero de 1919 junto con su camarada Karl Liebknecht (fundadores ambos del Partido Comunista Alemán) tras el fracaso de la revolución espartaquista. El país vivía en una atmósfera de guerra civil. El ministro del Ejército, Gustav Noske, aurorizó que se matara a los líderes revolucionarios. Tras un interrogatorio brutal, un teniente del Freikorps (paramilitares derechistas) los mató a tiros y los cuerpos se lanzaron al canal de Landwehr.
Meses más tarde, en junio, se encontró allí un cadáver. Los forenses Fritz Strassmann y Paul Fraenckel, autoridades de la época en su especialidad, lo atribuyeron a Luxemburgo. Tsokos encontró una copia del informe de la autopsia, que no menciona ningún tiro en la cabeza. Además, los forenses añadieron el desconcertante comentario de que las piernas del cadáver no tenían una longitud diferente. Schütrumpf ve ahora en ese detalle "un mensaje para el mundo futuro".
La falsa identificación del cadáver responde a las prisas del Gobierno de entonces por enterrar a Luxemburgo, ya que los rumores sobre su paradero calentaban la tensa atmósfera de 1919 en las calles de Berlín.
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