Este artículo se publicó hace 14 años.
Benedicto XVI pide que "jamás se repitan crímenes de tan inaudita ferocidad"
El papa Benedicto XVI condenó hoy el "ciego odio racial y religioso" que llevó a los nazis a matar en los campos de exterminio a millones de personas, en su mayor parte judíos, e hizo votos para que "jamás se repitan crímenes de tan inaudita ferocidad".
Ante varios miles de fieles que asistieron en el Aula Pablo VI del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, el Papa conmemoró el "Día de la memoria", que se celebra hoy, en recuerdo de aquel 27 de enero de 1945 cuando las tropas soviéticas liberaron a los detenidos del campo de concentración nazi de Auschwitz (Polonia).
Benedicto XVI afirmó que la liberación de los "pocos supervivientes" y la entrada en ese campo revelaron al mundo "el horror de crímenes de inaudita crueldad".
El Pontífice agregó que hoy se conmemora a todas las víctimas de esos crímenes, "especialmente de la aniquilación planificada de los judíos".
"Conmovidos, pensamos en las innumerables víctimas de un ciego odio racial y religioso, que han sufrido la deportación, la prisión y la muerte en aquellos lugares aberrantes e inhumanos. La memoria de esos hechos, en particular del drama de la Shoah que golpeó al pueblo judío, suscite siempre el más convencido respeto de la dignidad de toda persona, para que todos los hombres se sientan miembros de una gran familia", dijo el Papa.
El Obispo de Roma imploró a Dios que ilumine los corazones y las mentes de las personas, "para que jamás se repitan semejantes tragedias".
Un millón y medio de personas, la mayoría judías, fueron asesinadas en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, situado a 60 kilómetros de Cracovia, símbolo del genocidio nazi.
Levantado en un antiguo cuartel del imperio austrohúngaro, entró en funcionamiento el 14 de junio de 1940 y permaneció activo hasta el 27 de enero de 1945, cuando fue liberado por las tropas soviéticas.
En el complejo de la muerte, los nazis exterminaron a 1,1 millones de judíos europeos, 150.000 polacos, 23.000 gitanos, 15.000 prisioneros de guerra soviéticos y miles de ciudadanos de otras nacionalidades.
Entre los mártires de Auschwitz se encuentra el sacerdote polaco san Maximiliano Kolbe (1894-1941) y la monja carmelita de origen judío Edith Stein (1891-1942, Santa Teresa Benedicta de la Cruz), proclamada santa por Juan Pablo II.
Benedicto XVI lo visitó en mayo de 2006 y allí pronunció una frase que pasará a la historia: "¿Donde estaba Dios en aquellos días, Por qué calló, Cómo pudo tolerar ese exceso de destrucción, ese triunfo del mal?".
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