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Beber poco alcohol después de infarto tendría algunos beneficios

Reuters

Por Amy Norton

Las personas que tomanbebidas alcohólicas con moderación y continúan haciéndolodespués de sufrir un infarto evolucionarían mejor que quienesdejan de beber, según un nuevo estudio.

Muchas investigaciones ya habían asociado el consumoreducido y moderado de alcohol con una disminución del riesgo asufrir un infarto, comparado con el abuso en la bebida delicores y la abstinencia.

Los nuevos resultados, publicados en American Journal ofCardiology, son los primeros que relacionan el consumo moderadode alcohol después de un infarto con algunos beneficios para lasalud.

Los autores hallaron que, entre 325 bebedores moderadosestudiados durante varios años después de sufrir un infarto,los que mantuvieron sus hábitos de consumo de alcohol tenían unmejor rendimiento físico cotidiano que los que habían dejado debeber.

El grupo tendía también a sentir menos dolor en el pecho ya reconocer una buena calidad de vida asociada con la salud,pero estas diferencias no fueron estadísticamentesignificativas, sino que pudieron deberse al azar.

Los resultados no prueban que beber con moderación mejoreel rendimiento físico.

Pero los hallazgos coinciden con los de estudios previos,que habían identificado algunos beneficios a partir de esehábito, en especial con el consumo de vino tinto, explicó elinvestigador James H. O'Keefe, del Mid America Heart Institutedel St. Luke's Hospital, en la ciudad de Kansas.

Los pacientes que tuvieron un infarto y siempre consumieronalcohol con moderación -hasta una copa diaria las mujeres y doscopas los hombres- deberían preguntar a su médico si puedenseguir bebiendo de esa manera, agregó.

"Este estudio sugiere que, salvo que los médicos se loprohíban, pueden seguir bebiendo y disfrutando (del alcohol)",dijo durante una entrevista.

Los resultados surgieron de un análisis de datos de 325sobrevivientes de infartos tratados en 19 hospitales en EstadosUnidos que dijeron que habían sido bebedores moderados antesdel ataque. El 84 por ciento mantuvo ese patrón de consumo y el16 por ciento dejó de beber alcohol.

Luego de un año del infarto, los pacientes que seguíanbebiendo con moderación tenían un buen funcionamiento físico,según un cuestionario estandarizado que mide la capacidad desubir una escalera, llevar las bolsas del supermercado yrealizar otras tareas cotidianas.

Ese grupo tuvo también una menor mortalidad tres añosdespués que el otro (6 por ciento versus el 10 por ciento entrelos que dejaron el alcohol) y menos hospitalizaciones en elprimer año luego de haber sufrido el infarto.

De todos modos, cuando el equipo tomó en cuenta factorescomo la edad y la salud general al momento del infarto, elconsumo moderado de alcohol no se mantuvo sólidamente asociadocon tasas más bajas de mortalidad u hospitalizaciones.

En cambio, siguió estando relacionado con un mejorrendimiento físico. Eso, dijo O'Keefe, sugiere que beberalcohol concedería el beneficio.

Estudios previos detectaron varios mecanismos por loscuales el consumo moderado de alcohol sería bueno para lasalud, como el aumento del colesterol HDL o "bueno", lareducción de la inflamación sistémica y la mejora de lasensibilidad a la hormona reguladora del azúcar en sangre(insulina), precisó.

Pero O'Keefe advirtió que el consumo excesivo de alcohol síestá asociado con varios riesgos para la salud, a diferenciadel consumo moderado y la abstinencia. Por ejemplo, puedeaumentar la presión, promover la formación de coágulos einducir la alteración del ritmo cardíaco.

Especialistas no suelen recomendar que los pacientes que nobeben alcohol empiecen a hacerlo para mejorar su salud cardíacaporque no se puede predecir cuáles de ellos podrían abusar.

FUENTE: American Journal of Cardiology, online 26 de abrildel 2010.

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