Este artículo se publicó hace 14 años.
El BCE endurece el acceso a su crédito a los bancos
La entidad será más selectiva con las garantías que acepta para dar préstamos
Con el sigilo que da actuar un sábado por la mañana, el Banco Central Europeo (BCE) anunció ayer su decisión de endurecer el acceso a la línea de crédito que facilita a los bancos de la zona del euro. La reforma entra en vigor hoy mismo, y se dio a conocer en un escueto comunicado relativamente inesperado, si se tiene en cuenta que el organismo dice haber tomado esta decisión en el Consejo de Gobierno, que se celebró el pasado jueves y del cual no trascendió esta posibilidad.
En cualquier caso, la institución ha decidido perfilar en su nuevo reglamento de política monetaria en la zona del euro unos criterios más estrictos de los bancos que pueden acceder a la financiación del BCE. Así, clarifica los supuestos en los que puede descartar ciertos bancos con problemas como candidatos para recibir estas ayudas.
Además, reduce la lista de activos que pueden ser utilizados como garantías para tener acceso a las subastas de liquidez que esporádicamente celebra el BCE. En concreto, el banco descarta aceptar algunos derivados financieros como activos aptos para optar a esta financiación, entre ellos los conocidos como ABS. También se ponen limitaciones geográficas a las garantías.
La entidad explica en su comunicado que las modificaciones, de carácter muy técnico, están orientadas a "reducir los riesgos legales y crediticios" y a descartar algunos de los bancos prestatarios "por motivos de prudencia" económica, por lo que impulsará la normativa para "suspender, limitar o excluir" algunas entidades.
La aplicación de estas restricciones puede llevar a que algunos de los bancos de la zona del euro tengan problemas para conseguir liquidez, ya que su principal fuente de financiación es el BCE. Precisamente, el presidente de la institución, Jean-Claude Trichet, tildó de "anormal" esta dependencia la semana pasada.
En su crítica, instó a los gobiernos nacionales a que tomasen las medidas necesarias para solucionar esta anomalía. Pero también era conocido que la propia institución estaba dando vueltas a cómo penalizar a los bancos más dependientes de sus líneas de financiación.
Aparentemente, las entidades más damnificadas por estos cambios serían las de los países que tienen ahora más difícil, y caro, el acceso a los mercados, como las que se radican en Grecia, Portugal, Irlanda y España.
Sin embargo, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, descartó ayer que las medidas tuvieran repercusión en las entidades de crédito españolas. "Según los datos que tenemos, el recurso de los bancos españoles al BCE ha disminuido en los últimos meses y también en el último mes, por lo tanto no debería haber ninguna repercusión en los bancos españoles de esta nueva medida", aseguró en Washington donde participaba en la cumbre anual del FMI y el Banco Mundial, informa Isabel Piquer.
Lo cierto es que la banca española pidió en agosto 109.800 millones de euros al BCE, un 16% menos que en el mes anterior, lo que tranquilizó a los mercados.
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