Este artículo se publicó hace 13 años.
La autonomía pierde adeptos en España
La mayoría, no obstante, apoya la actual organización territorial
La opinión pública ha manifestado en numerosas ocasiones y de forma mayoritaria su satisfacción con la organización territorial de España en comunidades autónomas. En octubre de 2010, así lo expresaban el 69% de los encuestados por el Centro de Investigación Sociológicas (CIS ), aunque unos eran partidarios de más autonomía, otros de menos y la mayoría de mantenerse como en la actualidad.
Sin embargo, en los últimos siete años ese sentimiento ha ido perdiendo fuelle, sobre todo entre los que reclamaban más autogobierno o mantenerse. Según el CIS, un 41,9% de los consultados en octubre de 2010 declaraban estar de acuerdo con el Estado de las autonomías actual, diez puntos menos que en marzo de 2003. En sentido contrario, los partidarios de un Estado central sin autonomías habían aumentado del 9,9% al 13,4% en el mismo periodo.
La percepción sobre los beneficios del modelo empezó a caer en 2005
El menor apoyo que muestran los ciudadanos hacia el sistema también se percibe por comunidades al analizar el grado de autonomía que desean. Entre 2002 y 2010, el interés por alcanzar mayores cotas de poder territorial se ha difuminado. Especialmente, en Castilla y León, donde un 23% menos de encuestados se declaraba partidario de tener un mayor grado de autonomía, y en Aragón, con una caída de 20 puntos. No obstante, casi la mitad de los aragoneses se declaran partidarios de lograr más autogobierno. Catalunya y País Vasco son las dos únicas comunidades en las que la mayoría de los consultados desean más autonomía. El resto se muestra partidario de mantener el grado actual.
Beneficios autonómicosEsto no impide que el modelo actual sea valorado por los ciudadanos, principales receptores del Estado de Bienestar desarrollado en estos años. En marzo de 1996, un 67% de los encuestados por el CIS calificaba el modelo territorial de positivo para el país. Una percepción que empezó a decaer a partir de diciembre de 2005, de manera pronunciada hasta alcanzar un récord a la baja en enero de 2010. Sólo el 47,9% de los consultados apreciaba beneficios frente a un 26,4% que consideraba negativo el afecto de las autonomías. Este cambio de tendencia coincidió con el debate sobre la reforma del Estatut de Catalunya.
Sólo Catalunya y el País Vasco reclaman mayor autonomía
En estos treinta años, señala el catedrático de Derecho Constitucional Enoch Albertí, "el proceso de descentralización y transformación ha sido muy importante". Y más, apunta, si se analiza el pasado de España, "profundamente unitario y centralista" desde la Edad Moderna. El catedrático de Derecho Administrativo Luciano Parejo califica de "sobresaliente" el proceso descentralizador.
Desde varios ámbitos políticos y sociales reconocen que el Estado de las autonomías ha sido "un éxito", que ha contribuido a acercar la gestión de los servicios públicos a la ciudadanía. Según el diputado de CiU Jordi Jané, "la apreciación que tienen los ciudadanos de los servicios públicos no es mala". Otra cuestión es que demanden una sanidad, una educación o una atención a la dependencia de más calidad y que perciban que los servicios son mejorables.
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