Este artículo se publicó hace 15 años.
Aumenta a 17 el número de muertos en el accidente de la central hidroeléctrica siberiana
Las autoridades rusas confirmaron hoy que diecisiete operarios murieron en el accidente ocurrido el lunes en la central hidroeléctrica siberiana de Sayano-Shúshenskaya, y que continúa la búsqueda de otros 58 desaparecidos.
Los últimos cadáveres fueron encontrados por los equipos de rescate bajo los escombros desprendidos por las dos turbinas destruidas por la explosión, según informaron las agencias rusas.
Aunque las posibilidades de hallar a alguien con vida son escasas, el Ministerio de Situaciones de Emergencia informó de que el número de socorristas que participan en las labores de rescate aumentarán hoy hasta los dos mil efectivos.
El ministro de Emergencia, Serguéi Shoigu, anunció que hoy comenzará el bombeo de los 250.000 metros cúbicos de agua que anegaron la sala de máquinas y turbinas en el accidente, labor que se prolongará durante 36 horas.
Según los equipos de salvamento, la mayoría de los desaparecidos habrían muerto ahogados o sepultados al derrumbarse el techo y las paredes de la sala de máquinas, donde se encontraba la mayoría de los trabajadores.
Shoigu criticó a las autoridades locales por su escasa contribución a la hora de retirar los escombros del lugar del accidente, lo que dificulta en gran medida el trabajo de los socorristas.
Los familiares de las víctimas, entre los que crece la indignación por la falta de información, han amenazado con querellarse contra la empresa RusHydro, operadora de las centrales hidroeléctricas rusas, por anteponer la obtención de beneficios a la inversión en dispositivos de seguridad.
La mancha de aceite vertida en el río Yeniséi, uno de los más caudalosos del mundo, tras la explosión del transformador de la central, ya ha alcanzado Abakán, capital de la república de Jakasia.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia y las autoridades locales se han movilizado para prevenir la contaminación del ecosistema de la cuenca del río, que abastece a varias regiones siberianas.
El vertido de unas cuarenta toneladas de aceite ya ha matado a 400 toneladas de truchas en dos granjas piscícolas, según informó el departamento de Pesca de la región de Jakasia, donde está la central, la más grande del país.
RusHydro afirma que el aceite vertido al Yeniséi tras la explosión del transformador de la central no contiene sustancias tóxicas.
El accidente fue descrito por el ministro de Energía, Serguéi Shmatkó, como "el más grande y misterioso de la historia de la energía hidrológica", y cifró en más de mil millones de dólares el dinero necesario para reparar la sala de máquinas.
Como causas del accidente las autoridades barajan un aumento de la presión hidráulica en las tuberías provocada por un fallo durante unas obras de reparación de la central, inaugurada en 1978.
Según la administración de la central, no se observan "daños visibles en la presa", de 245 metros de altura, 1.066 metros de longitud y 110 metros de grosor en su base.
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