Este artículo se publicó hace 15 años.
La Asociación de Memoria Histórica cumple su primera década con 1.300 exhumados en España
En Priaranza (León) fueron hallados los restos de Emilio Silva, asesinado en la Guerra Civil, una búsqueda que germinó en un movimiento imparable, el de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que con 1.300 exhumados a sus espaldas, está a punto de cumplir 10 años.
En el momento en que se procedió a esta exhumación, un 28 de octubre del año 2000, en una fosa en la que aparecieron otras doce personas, no se pensó en que diez años después habría una asociación como esta, que iba a convertirse en referente para el país, ha dicho en declaraciones a EFE Santiago Macías, vicepresidente de la ARMH.
Fue en una cuneta a la entrada de Priaranza, en la comarca del Bierzo (León), en un día de lluvia, donde acabó la historia de la búsqueda de Emilio Silva Fava, tras el empeño de su nieto, Emilio Silva Barrera, que se había lanzado a cerrar una historia familiar en busca de los restos de su abuelo, un militante de Izquierda Republicana asesinado en los primeros meses de la Guerra Civil.
La búsqueda no acabó con esta exhumación, ya que junto a este hombre aparecieron los restos de otros 12 represaliados.
A los pies de esa fosa en Priaranza, una localidad en la que se dice que hay más muertos fuera que dentro del cementerio, germinó la ARMH, que en 2010 cumplirá 10 años de su fundación.
Fueron Silva, el nieto del represaliado, y Santiago Macías, éste último un joven berciano que llevaba tiempo recopilando historias trágicas los impulsores de la asociación.
Desde entonces hasta ahora ha llovido mucho, y la asociación cuenta con grupos de trabajo en muchos lugares de España, e incluso de fuera, como en Francia.
En estos diez años, la ARMH ha llevado a cabo en torno a 130 exhumaciones en todo el país en las que se han recuperado alrededor de 1.300 cuerpos, pero aún tienen "por delante muchísimo trabajo", ha manifestado Macías, al recordar que la cifra de desaparecidos en la represión que siguió al golpe militar contra la República puede alcanzar los 70.000, según sus estimaciones.
El vicepresidente de la asociación ha confiado en que algún día llegue el momento en que "se abran todas las fosas, que se haga un banco de ADN, que se recojan los datos de las personas que tienen familiares fallecidos y que se cuadren".
De momento, la tarea de llevar a cabo las exhumaciones sigue recayendo en estas asociaciones, porque la Ley de la Memoria Histórica, que impulsó el Gobierno de España, de por sí, no garantiza que uno pueda recuperar los restos de sus antepasados.
Mientras tanto, la ARMH sigue desarrollando esta labor con el apoyo de voluntarios, como los forenses que trabajan en la identificación de los restos en el laboratorio que el colectivo ha abierto recientemente en Ponferrada (León).
La apertura de las fosas ha tenido mucha repercusión internacional, algo que Macías atribuye a que hay países en el mundo que no se esperaban que esta transición "que se hizo tan ejemplar" dejara "muchísimos cabos sueltos", que muestran que "igual no fue tan ejemplar".
A su juicio, la labor de la ARMH contribuye a "cerrar capítulos", devolviendo a las familias los restos de los desaparecidos, de tal modo que "estamos cerrando heridas y en ningún momento las estamos reabriendo".
Ahora, la asociación prepara diversos actos para conmemorar sus diez años de existencia, un periodo en el que se ha pasado de considerar la existencia de fosas como un asunto tabú a la recuperación de los restos de cientos de desaparecidos, muchos de los cuales han sido identificados y devueltos a su familia para propiciarles un entierro digno.
Pero el proceso que comenzó en Priaranza está lejos de acabar y "dentro de diez años seguramente se seguirán haciendo cosas, porque hay mucho por hacer".
Según ha defendido, la recuperación de los desaparecidos es una cuestión de derechos humanos y, mientras no se complete el trabajo, "debería ser una tarea pendiente con independencia de quien gobierne en este país".
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