Este artículo se publicó hace 13 años.
La Asociación de Malabaristas de Madrid, Premio Nacional de Circo 2011
La Asociación de Malabaristas de Madrid ha obtenido hoy, por su escuela Carampa, que ha formado en 17 años a 10.000 jóvenes, el Premio Nacional de Circo 2011, dotado con 30.000 euros, un "agua de mayo" que les llueve "para tapar agujeros" en esta época tan difícil, ha dicho a Efe su director, Donald Lehn.
El jurado, presidido por el director general de las Artes Escénicas y la Música, Félix Palomero, ha querido reconocer la labor de la escuela, ubicada en el Albergue Juvenil Richard Schirrmann, de la Casa de Campo, en la formación preparatoria y profesional de las especialidades circenses y en la producción de nuevos proyectos de creación.
Carampa dispone de profesores, artistas y atletas con una larga experiencia en la enseñanza, un rigor pedagógico de base y una forma viva y abierta de concebir la formación, que ha alcanzado un gran prestigio en el sector de las artes circenses en España, según el fallo del jurado.
"Estamos tan contentos que nos hemos puesto todos a llorar cuando nos lo han comunicado", ha dicho a Efe Lehn (Nueva York, 1952) nada más conocer el premio.
Lehn, que lleva 30 años viviendo en Madrid, fundó la Asociación de Malabaristas, en 1987, con un grupo de amigos con los que hacía malabares en el campo o en el parque del Retiro.
"Vimos útil formalizarnos e hicimos encuentros y algún cursillo y, de repente, en 1994, se nos presentó la oportunidad de comprar una carpa y, tras varios meses de discusiones, conseguimos espacio en el albergue para instalarla", relata.
Aunque en los primeros meses se dedicaron a hacer funciones para escolares, pronto se dieron cuenta de que había "una gran demanda" de formación de calidad, y además tuvieron la suerte de contar desde el primer año para dar acrobacias de suelo con un payaso ucraniano formado en la escuela de Moscú, el "cambridge" del circo.
A partir de ahí no han tenido nunca que pelear por tener alumnos, que proceden, a partes iguales, de la comunidad de Madrid, del resto de España y del mundo.
A los cerca de 20 aprendices que admiten cada año, y que deben tener, como mínimo, la ESO, "para que sean conscientes, por ejemplo, de los límites de seguridad", les imparten todas las disciplinas circenses, pero en el nivel de escuela preparatoria.
Los mejores seguirán formándose en otras escuelas superiores por el mundo, explica Lehn, que es en la actualidad tesorero de la asociación, director de Campara y uno de los 20 profesores "de plantilla".
La edad máxima "por arriba" está limitada a la capacidad de asimilar técnica: "El joven tiene más capacidad y, aunque ha habido alumnos de hasta 30 años, lo ideal es que tengan entre 18 y 24 años".
Lehn lamenta que, a pesar de los años de formación y del esfuerzo, los artistas circenses no tienen el reconocimiento público, es decir, no son famosos, algo de lo que él culpa, en buena parte, al Circo del Sol, "que ha convertido a todo el mundo en anónimo".
Los 30.000 euros del premio los emplearán en "tapar agujeros" y liquidar deudas, porque a ellos, a su vez, no les paga "nadie", aunque señala, sobre todo, al ayuntamiento de Alcorcón, que les debe dos años de actuaciones.
Además de Palomero, han formado parte del jurado Cristina Santolaria, Gonzalo Andino Lucas, Carolina Bustamante Sánchez, María del Valle Hernández, Anne Nathalie Marie Morín, Javier Sáinz Moreno y Antonio Álvarez, representante de los Hermanos Álvarez (Premio Nacional de Circo 2010).
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