Este artículo se publicó hace 15 años.
Arranca una ajustada campaña entre socialistas y conservadores en Portugal
La campaña electoral en Portugal arrancó hoy de cara a los comicios generales del 27 de septiembre en los que el Partido Socialista del primer ministro José Sócrates, acechado por el aumento del apoyo a su gran rival, el Social Demócrata (PSD), intentará revalidar la mayoría absoluta de 2005.
Tras el debate electoral que los enfrentó la noche del sábado, las posturas antagónicas de los dos candidatos con posibilidad de gobernar Portugal, el socialista José Sócrates y la conservadora Manuela Ferreira Leite (PSD) se han hecho, si cabe, más evidentes.
Sócrates se mantiene firme en su intención de apoyar las "grandes inversiones en infraestructuras" como el tren de alta velocidad con España y el nuevo aeropuerto proyectado para Lisboa.
En cambio, Ferreira Leite insiste en que si llega al Gobierno suspenderá el proyecto del ferrocarril que debe enlazar en 2013 con el AVE de España por el "endeudamiento insoportable" de su país y porque "Portugal no es una provincia española" y no tiene que velar por los que considera intereses del país vecino.
Ante los últimos sondeos que dan sólo una ligera ventaja al PS sobre el Partido Social Demócrata, los socialistas parecen haber desistido prácticamente de su sueño de revalidar la mayoría absoluta alcanzada en 2005, cuando obtuvieron el 45 por ciento de los votos.
Sócrates y Ferreira Leite se preparan para sostener en las próximas dos semanas una lucha a dos en la que el actual primer ministro se presenta como el candidato "del optimismo y confianza en el futuro" y con una campaña en la que define a su principal rival como una "pesimista" que frenaría la "evolución del país".
A pesar de esta pugna entre los dos principales candidatos, el Partido Socialista cuenta con otros rivales a batir en el ala izquierda del espectro político luso, donde el Bloque de Izquierda (BE), con alrededor de un diez por ciento de respaldo electoral, intenta arrebatarle sufragios y Sócrates insiste por ello en reclamar el "voto útil".
El líder del BE, Francisco Louca, tiene dos finalidades electorales declaradas, una, a corto plazo, es ser la tercera fuerza en el Parlamento, y la otra, de cara al futuro, constituir una mayoría de izquierdas que termine con el gobierno de rotación entre PS y PSD, que se han turnado en el Ejecutivo luso desde la Revolución de abril de 1974.
Con el estímulo del aumento de votos logrado en los comicios europeos de junio, la CDU (Coalición del Partido Comunista con el Partido Ecologista Los Verdes) de Jerónimo de Sousa busca también capitalizar los votos del electorado socialista desilusionado.
Esta coalición apuesta por una campaña de proximidad y movilización en la que los temas principales serán desempleo, crisis, salud y educación.
Por su parte, Manuela Ferreira Leite comienza la campaña animada por su victoria en las elecciones europeas del pasado 7 de junio y la escasa diferencia de intenciones de voto entre PS y PSD en los sondeos.
La ex ministra de Finanzas, de 68 años, ha prometido una campaña sin "política-espectáculo" y denosta lo que considera un exceso de promesas de los socialistas en la línea de su estilo austero.
La candidata socialdemócrata divulgará por todo el país su ideario de contención de gastos y contrario a las inversiones que "no tengan que ver directamente con la producción nacional".
El PSD también cuenta con un pequeño rival por la derecha, que eventualmente podría ser su compañero de Gobierno, el conservador Partido Popular (CDS-PP), de Paulo Portas, cuyo objetivo electoral es lograr más votos que el BE y la CDU, hasta ahora por delante en los sondeos.
La última encuesta publicada este fin de semana, sitúa al Partido Socialista, con un 33,6 por ciento de intención de voto, sólo un 1,1 puntos delante del PSD, mientras que el BE logra el 9,6 por ciento, la CDU el 9,4 y el CDS-PP el 8.
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