Este artículo se publicó hace 17 años.
Armesto dice que la CNMV no intervino Gescartera en 1999 porque no había certeza de desfase
El ex presidente de la CNMV Juan Fernández-Armesto aseguró hoy que el consejo del supervisor bursátil decidió por "unanimidad", en abril de 1999, no intervenir Gescartera porque no había "certeza" de que existiera el presunto desfase patrimonial por el que le fue abierto un expediente sancionador.
Durante su declaración como testigo ante el tribunal de la Audiencia Nacional encargado del caso, afirmó que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) investigó "intensamente" a Gescartera y subrayó que la sociedad contaba con el respaldo de instituciones como Deloitte, que auditó sus cuentas; la ONCE, que apoyó su paso a agencia de valores; el HSBC y bancos españoles.
Relató que el 16 de abril de 1999 convocó un consejo extraordinario de la CNMV con Gescartera, a la que se le había abierto un expediente sancionador por un presunto agujero patrimonial y obstrucción a la inspección, como el único punto del día.
Apuntó que este fue el único consejo extraordinario que convocó durante su mandato (1996-2000) y dijo que decidió actuar con urgencia porque los directores de Supervisión, David Vives, e Inspección, Jesús Ibarra, proponían que se interviniera Gescartera.
Por ello, antes de que comenzara el Consejo ordenó al abogado del Estado que preparara el acuerdo de intervención.
Explicó que, tras una larga deliberación, el Consejo de la CNMV decidió por "unanimidad" no intervenir porque Vives dijo que no tenía "certeza absoluta" de que existiera el desfase patrimonial de 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros) que sospechaba.
Fernández-Armesto explicó que la Ley de Disciplina e Intervención únicamente permite intervenir en entidades cuando exista una circunstancia de excepcional gravedad que impida deducir su auténtica situación patrimonial de su contabilidad.
En este sentido, señaló que Deloitte auditó sin salvedades las cuentas de Gescartera, cuando estaba siendo inspeccionada, lo que hizo pensar que reflejaban su realidad patrimonial.
Subrayó que la CNMV optó por ser cauta e imponer a Gescartera las medidas cautelares más graves que se adoptaron en su mandato y recordó que el expediente se cerró con sanciones a la compañía y algunos de sus gestores.
Las medidas cautelares pasaban por exigir a Gescartera que dejara de usar cuentas globales o "omnibus" y que individualizara los fondos por clientes, así como que no recibiera dinero mientras no pusiera en orden su forma de actuar y que informara a los bancos de estas medidas.
Apuntó que las cuentas globales permiten unir en una sola cuenta los fondos de todos los clientes, lo que, en su opinión, no es "sano" y puede ser usado fraudulentamente, por lo que en 1999 se emitió una orden ministerial regulando su uso y convirtiéndolas en prácticamente "ilegales" en España.
Fernández-Amersto afirmó que Gescartera fue seguida de forma muy intensa, aunque después de que la juez le dijera que todos los inspectores habían asegurado que no velaron por el cumplimiento de las medidas cautelares, reconoció que él sólo conocía lo que le contaban los directores.
Señaló que si una entidad de la categoría como el HSBC decidió crear en Luxemburgo una Sociedad de Capital de Interés Variable (SIVAC) con Gescartera era porque estaban convencidos de que se trataba de una empresa digna y sin irregularidades.
Recordó que se presentó un certificado del HSBC en el que se aseguraba que habían recibido todos los fondos de Gescartera "que tenían que estar" y que éstos iban a nombre de cada cliente.
Posteriormente, se vio que el dinero no estaba en Luxemburgo sino que lo tenía una entidad española, que Fernández-Armesto aseguró no recordar si era Caja Madrid o La Caixa.
Afirmó que otra de las cosas que hacían pensar en el buen hacer de Gescartera fue que ésta contó con el apoyo de la ONCE para su transformación de sociedad gestora de carteras en agencia de valores, cambio para el que la CNMV dio su visto bueno una vez cerrado el expediente sancionador.
Explicó que la ONCE estaba dispuesta a tomar el 33 por ciento de Gescartera, inyectar fondos y reestructurarla por completo, así como excluir de la gestión de la agencia de valores al dueño de Gescartera, Antonio Camacho, y su apoderado, José María Ruiz de la Serna, sancionados por el expediente.
Por otra parte, dijo que apartó a Vives del caso Gescartera a petición de éste, por las tensiones que había, a lo que añadió que decidió encargar la tarea a la Unidad de Vigilancia de Mercados, que entonces dirigía Antonio Botella y a la que definió como los "GEOS de la CNMV".
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