El argentino Leonardo Sandri, de 64 años, que será nombrado cardenal mañana sábado es desde el pasado junio el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y su figura destacó al final del papado de Juan Pablo II, momento en el que era conocido como "la voz del Papa".

Sandri nació el 18 de noviembre de 1943 en Buenos Aires, en una familia de origen italiano y fue ordenado sacerdote a los 24 años.

Cursó estudios filosóficos en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires y teológicos en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, donde obtuvo la Licenciatura en Sagrada Teología.

Además es doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y también fue alumno de la Pontificia Academia Eclesiástica, institución en la que se forman los nuncios apostólicos.

Entró a formar parte del servicio diplomático de la Santa Sede en 1974, y sus primeros encargos fueron como nuncio, representante diplomático del Papa, en Madagascar y Mauricio.

Entre 1977 y 1989 prestó servicio en la Secretaria de Estado, pasando después a la nunciatura de Estados Unidos.

Entre 1992 y 1997 ejerció el cargo de Asesor para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano.

En 1997 fue nombrado nuncio de Venezuela y arzobispo de Cittanova y en 2000 nuncio de México, donde estuvo nueve meses.

En septiembre de 2000 Juan Pablo II lo nombró Sustituto de la Secretaría de Estado o "número tres" del Vaticano.

Su figura fue más conocida en los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, ya que era el que leía los discursos que el Papa no podía pronunciar debido a un progresivo avance de su enfermedad.

Desde entonces se le conoce como "la voz del Papa".

Además mientras el papa Wojtyla estuvo hospitalizado, Sandri fue quien dirigió los domingos el rezo del Ángelus en su nombre desde la Plaza de San Pedro, mientras que el Pontífice impartía la bendición desde la ventana del hospital Gemelli, de Roma, donde estuvo ingresado en varias ocasiones.

También fue Sandri el encargado de anunciar oficialmente que el Papa había muerto y quien dirigió la vigilia de oración de los fieles por Juan Pablo II tras su muerte.

Como prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Sandri es el encargado de nombrar a los obispos en estas iglesias, que no siguen el rito latino pero reconocen al Papa.